«La entrada y admisión en un Ashrama y la participación en los misterios de luz que constituyen su vida, no es una prerrogativa de ciertos seres privilegiados, especialmente dotados para esta clase de actividad. Se puede asegurar honradamente que todos los seres humanos tienen el mismo derecho ante la Ley que rige el Ashrama. Sólo les es exigido a los candidatos una cosa: el deber de olvidarse de sí mismos en favor de los demás.»
La Jerarquía, los Ángeles Solares y la Humanidad, 1ª edición digital, p.39.