![]() | Este es el tercer volumen de Un Tratado Esotérico Sobre los Angeles. En el primero estudiamos las fuerzas ocultas de la Naturaleza. Tal estudio permitió sentar las bases para el segundo volumen, el cual fue titulado muy intencionadamente La Estructuración Dévica de las Formas. |
PREFACIO
Este es el
tercer volumen de Un Tratado Esotérico Sobre los Angeles. En el primero estudiamos las
fuerzas ocultas de la Naturaleza, iniciando un recorrido cósmico que partiendo
de la labor universal de los grandes Logos creadores y de las excelsas
Entidades Angélicas, se introducía en las interesantes temáticas de las
Jerarquías Angélicas del Universo, de las vinculaciones humano-dévicas con un
estudio de la ciencia de la invocación y del contacto angélico, de la
intervención de estos excelsos moradores de los mundos invisibles en la vida
social del hombre, del misterio implícito en la generación angélica y el
destino de perfección de los Angeles, para culminar la investigación con unas
ideas acerca del Angel Solar, el Yo espiritual del ser humano, y la actividad
de los Angeles en la evolución de los sentidos superiores de la humanidad y su
participación activa en los fenómenos denominados parapsicológicos.
Tal estudio
permitió sentar las bases para el segundo volumen, el cual fue titulado muy
intencionadamente La Estructuración Dévica de las Formas, ya que toda su
temática oscilaba alrededor de las formas dévicas o angélicas de la Naturaleza,
desde las de las humildes, aunque importantes, entidades llamadas
esotéricamente "elementales constructores", hasta las gloriosas
Existencias Angélicas cuya misión o destino es dirigir desde niveles
universales más asequibles a la razón humana la evolución de los Planos, de los
Reinos, de las Razas y de todas las especies vivientes dentro de los ámbitos de
nuestro Sistema Solar. Una de las principales motivaciones de este segundo
libro fue el presentar por primera vez quizás en el devenir de los estudios
esotéricos, unas ideas sobre el principio místico del lenguaje de los Devas y
su directa relación, vía la ley augusta de los sonidos creadores, con el
lenguaje que utilizan los hombres de la Tierra. Objetivo muy importante también
de La Estructuración Dévica de las Formas fue el estudio de las formas
psíquicas creadas en el ambiente planetario por las ceremonias mágicas o
litúrgicas efectuadas por todas las congregaciones religiosas del mundo, las
Ordenes secretas de carácter iniciático y las escuelas esotéricas de entrenamiento
espiritual.
Este tercer
libro, titulado Los Angeles en la Vida Social Humana, viene a ser como una
síntesis de los dos anteriores, aunque haciendo un énfasis especial en la
necesidad urgente de que los seres humanos de cierta comprensión espiritual
establezcan contacto inteligente con los Moradores del Espacio, designación
esotérica de los Devas en su multiplicidad de especies y jerarquías, con vistas
a una síntesis de poder espiritual la cual tendrá lugar si los discípulos,
aspirantes y hombres y mujeres de buena voluntad del mundo realizan los
necesarios esfuerzos y se ajustan a las correspondientes disciplinas, a últimos
de este siglo o a principios del otro.
A nuestro
entender, la importancia de los tres libros que constituyen este Tratado radica
en el hecho de que vienen a rellenar un hueco vacío dentro del estudio
esotérico de los fenómenos que se realizan en el éter y cuya causa permanece
aún ignorada por la ciencia de nuestros días, tales como la electricidad, la
conciencia inteligente del átomo inmerso en una gran comunidad de elementos
químicos o las motivaciones ocultas de las manifestaciones parapsicológicas.
La presentación
de las entidades dévicas o angélicas en su prodigiosa diversidad como los
agentes ocultos de todo fenómeno en la vida de la Naturaleza, geológico,
eléctrico, psíquico o espiritual, irradiará una nueva luz hacia la comprensión
del mecanismo psicológico que por encima de la voluntad humana, origina en el
éter del espacio toda clase de reacciones las cuales se transforman
progresivamente en las leyes cíclicas de la Naturaleza con sus perfectos
ritmos, cálidas demostraciones del poder creador de la divinidad, en la
manifestación natural de todas y cada una de las especies vivientes y en la
creación de los ambientes psíquicos o sociales de la humanidad.
Por todos estos
motivos consideramos que este Tratado -si bien insuficiente todavía para
abarcar las inmensas profundidades del maravilloso mundo dévico- serviría al
menos para ofrecer una mejor noción del permanente milagro que se realiza en
las infinitas oquedades de los éteres universales y planetarios para llevar la
magna obra de la evolución, así como estimular a los sinceros aspirantes
espirituales del mundo para que dediquen parte de su vida y de sus esfuerzos a
establecer un vinculo de amorosa unión con el mundo oculto de los Angeles,
sabiendo de antemano que Estos están aguardando con inmensa simpatía y
comprensión, el inicio de estos sinceros y particulares intentos para ofrecer a
cambio la inapreciable dádiva de su espiritual inspiración.