En alguna iniciación el discípulo queda estancado, varado en el río de su propio sentimiento cuando adquiere a través de sus poderes el orgullo espiritual, y a veces puede estar siglos sin pasar a otra iniciación porque ha crecido en orgullo espiritual, porque se ha sentido grande siendo todavía muy pequeño, y el Maestro que es realmente grande nunca piensa en su grandeza, reconoce que ante él existe abierto el universo cósmico, y que encima de él están las grandes potestades cósmicas. Por lo tanto, ante tanta grandeza existe humildad. Nosotros como tenemos el horizonte muy cerrado, muy estrecho vemos solamente una figura representativa: el Maestro, y todo el esfuerzo es hacia el Maestro, y el Maestro es sólo una partícula dentro del Cosmos.
El Espíritu de Grupo y su poder curativo. Conferencia de 18 de noviembre de 1982