El único cuidado del discípulo es vivir muy atento

Las líneas serenas de la acción del AGNI YOGA –que prevén intuitivamente las grandes determinaciones cósmicas y tratan de investigar en las amplísimas avenidas del futuro de la Raza humana– son claras y sencillas, tan sencillas y tan claras que sólo serán comprendidas y aceptadas por aquellos cuyas mentes sean muy flexibles y adaptables. Hay que intentar vivir este proceso magnificente que tiene lugar en nuestro planeta, simplificando al máximo nuestra mente y reduciendo en todos momentos la intensidad del fuego del deseo en nuestro ánimo. Habrá que vivir pues MUY ATENTAMENTE, observando todo cuanto ocurre dentro y fuera de nosotros con una expectación especial y con una gran serenidad. Tal como nos decía hace muy poco el Maestro en el Ashrama, visando la panorámica de la Nueva Era, «…el único cuidado del discípulo es vivir muy atento, apercibido ante el tremendo alud de las circunstancias kármicas abatidas sobre el planeta por efecto de una invocación incomprensible, por parte del Señor del Mundo, de extraordinarias energías cósmicas».
 
Tal es el inicio de la actividad psicológica que yo denomino de serena expectación, a partir de la cual la Voluntad divina que gobierna el conjunto de la Naturaleza establece contacto con el Corazón del discípulo, llenándolo de Fuego y de Decisión… AGNI YOGA, por tanto –y visto muy esotéricamente– es un supremo acto de sumisión, un dejarse moldear por el Alfarero Divino de la Conciencia superior. La significación profunda de esta afirmación es muy simple; entraña, sin embargo, las dificultades de la acción, una acción que ha de barrer por completo del Corazón del discípulo todas las seguridades materiales y espirituales acumuladas allí en el correr de los siglos. Hay que introducirse, pues, más allá de las seguridades que ofrece la Naturaleza a nuestra disposición con su inmensa gama de posibilidades, dentro de los misterios absolutos de la propia soledad. Hay que abandonar incluso –si es que ello puede ser debidamente comprendido de parte del aspirante espiritual– las seguridades espirituales que ofrece la línea de Luz del Antakarana e introducirse confiadamente y sin miedo por las solitarias avenidas que conducen a ese mundo de incomprensibles misterios que llamamos esotéricamente el plano búdico. A esta actividad suprema de la conciencia se la puede denominar con justicia «misterio de soledad», siendo la soledad aceptada por parte del discípulo la línea segura que lleva su alma a las altas cimas de la Iniciación. De ahí la importancia que le asigna el AGNI YOGA a la «serena expectación», pues esta doble interacción de atención y serenidad frente a todos los hechos de la vida, introducen el alma por las sendas solitarias que conducen a lo eterno dentro de la propia majestad del Ser.
 

Introducción al Agni Yoga, 1ª Edición Electrónica, páginas 87 y 88