MIS EXPERIENCIAS ESPIRITUALES

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7.tapa-mis-exp-espiritCon
este libro, que con el titulo de “Narraciones esotéricas” someto a la
consideración de Uds., no pretendo otra cosa que introducir al lector,
sea cual sea grado de integración
espiritual, en el estudio de la vida
que se expresa en otras dimensiones del espacio y que habitualmente no
registran nuestros sentidos físicos.


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PREFACIO

Con
este libro, que con el título de “NARRACIONES ESOTERICAS" someto a la
consideración de Uds., no pretendo otra cosa que introducir al lector, sea cual
sea su grado de integración espiritual, en el estudio de la vida que se expresa
en otras dimensiones del espacio y que habitualmente no registran nuestros
sentidos físicos o mecanismos de percepción externa. Se trata del relato de una
serie de hechos y acontecimientos de carácter psíquico y espiritual dentro de
los cuales me vi envuelto en el devenir de mi existencia kármica y que por sus
especiales características y por la forma en que se produjeron, pueden ser de
utilidad para muchos aspirantes espirituales deseosos de introducirse en la
vida oculta de su propio ser. Avizorando esta posibilidad, mis relatos no van a
ser una mera descripción de hechos o de sucesos históricos, sino que intentarán
hallar una lógica explicación de cada uno de ellos y examinar lo más sencilla y
profundamente que sea posible la increíble cantidad de factores de carácter
psicológico y psíquico que intervienen en la realización de ciertos
acontecimientos o experiencias en nuestra vida, originando profundos cambios y
positivas transformaciones. Para una mejor aclaración del sentido de tales
narraciones voy a clasificarlas de acuerdo con las siguientes motivaciones:

               
a. Experiencias psíquicas en distintos niveles

               
b. Experiencias dévicas, o angélicas. de orden corriente

               
c. Experiencias dévicas de tipo superior

               
d. Experiencias espirituales de carácter trascendente

a. Las experiencias
psíquicas
afectan
mayormente nuestro campo emocional y hacen referencia a todos aquellos
acontecimientos y circunstancias perceptibles y contactables en el plano
astral, el cual -como ustedes seguramente sabrán está constituido por materia
agrupada por orden de densidad en siete substratos o niveles. El más elevado
contiene substancia emocional de tal extrema sutilidad que escapa por completo
a la percepción normal y corriente de los seres hu­manos. Se trata de aquella
elevada zona de integridad emocional que produce -si puedo expresarlo así- los
más puros y sublimes sentimientos de armonía y de belleza al alcance de la
humanidad evolucionada o de las personas de alta sensibilidad espiritual.

Dentro
del orden psíquico tenemos también zonas de muy baja vibración astral en las
que la sensibilidad está muy escasamente desarrollada y en donde pueden ser
apreciadas formas psíquicas de muy densa objetividad y de muy repulsiva
presencia. Ahora bien, examinado el plano astral en orden al concepto clásico
de las formas capaces de ser percibidas por el observador clarividente, lo
vemos constituido por siete mundos distintos, cada cual con sus propios
habitantes: devas, elementales y seres humanos desencarnados, sus propios e
inconfundibles paisajes, sombríos unos y profusamente iluminados otros, pero
que en su integridad constituyen regiones características, típicamente representativas,
que el observador entrenado suele clasificar de la misma manera que lo hacemos
geográficamente al examinar las distintas regiones de la Tierra. Aunque al
observador superficial pueda aparecer como una ingeniosa utopía, deberé
referirme también -de acuerdo con el principio hermético de analogía- a ciertas
condiciones expresivas de estos niveles, tales como las edificaciones, muy
parecidas a las de nuestras ciudades y pueblos, con sus árboles y jardines y
con sus núcleos urbanos en donde se reúnen por afinidad vibratoria los seres
humanos desencarnados y todas aquellas huestes dévicas o angélicas
misteriosamente enlazadas con el trabajo de construcción de las edificaciones,
paisajes, bosques y jardines calcados de la conciencia de los seres humanos que
transitoriamente viven en aquellas dimensiones astrales. Extremando todavía más
esta analogía, deberé hacer referencia también a cierto tipo de alimentos
pránicos ingeridos por los seres que habitan en aquellos niveles, así como al
género de aire o de atmósfera que allí se respira, los juegos y diversiones de
los niños y las preocupaciones de las personas adultas que viven, se mueven y
tienen su razón de ser dentro del karma que regula cada una de aquellas zonas
de actividad astral (1). Dichas zonas, con todo su contenido, vienen a ser en
cierta manera una proyección de lo que puede ser percibido mediante la
clarividencia etérica en los siete subplanos o niveles que corresponden al
plano físico. Muchos de nuestros sueños aparentemente enigmáticos proceden y
son registrados de uno u otro de los siete subplanos astrales y la calidad de
los mismos dará seguramente razón del nivel en que tuvieron lugar, conteniendo
a veces enseñanzas que seguramente jamás fueron debidamente aprovechadas. El
encuentro con personas fallecidas, nuestras conversaciones con ellas, el
contacto con otros seres -probablemente no humanos- y el registro en nuestra
memoria de lugares y edificaciones que más adelante, durante el proceso normal
y natural de la conciencia vigílica, solemos percibir, son un indicio de
nuestra relación personal y vivencial con estas zonas astrales del espacio
cósmico y la prueba de que en tales niveles existen verdaderas proyecciones de
todo cuanto existe y de cuanto sucede en el plano físico, siendo absolutamente
válida aquí la conocida afirmación hermética, base de la analogía, "igual
es arriba que abajo, igual es abajo que arriba".


b.
Experiencias dévicas de orden corriente.
Podemos incluir bajo la designación de
experiencias dévicas todas aquéllas que hacen referencia a contactos más o
menos conscientes con ángeles o devas en ciertos definidos niveles: etéricos,
físicos, astrales y mentales, constituyendo tales contactos unos intentos
jerárquicos de unificar las dos corrientes de vida, humana y dévica, que
constituyen el nervio de la evolución planetaria. Frecuentemente, y sin que la
mayoría de las veces sea consciente de ello, el ser humano establece contacto
con los devas más afines con su naturaleza psicológica y con su grado de
desarrollo espiritual. Las entidades dévicas más cercanas a la vida evolutiva
de la humanidad son las siguientes:

a.Devas
elementales constituyendo el aspecto etérico de todas las formas e
indisolublemente vinculados con los elementos naturales en la vida de la
Naturaleza, es decir, la tierra, el agua, el fuego, el aire y el éter y esotéricamente
definidos como gnomos, ondinas, salamandras, sílfides, etc.

b.Devas
constructores de los ambientes sociales de la humanidad y que suelen ser los
eternos comunicadores de las cualidades astrológicas de los astros que rigen el
comportamiento psicológico de los seres humanos.


c.Devas
familiares de diversos grados de evolución, llamados esotéricamente
"Ángeles Guardianes”. Cada uno de tales Ángeles está misteriosamente
vinculado con la vida de un ser humano, estando muy unido y compenetrado con el
aura etérica de éste de acuerdo con su grado de evolución y la naturaleza
particular de su karma.

 
La actividad de los devas se extiende desde los llamados fenómenos
naturales, tales como la formación de las nubes, del viento, de la lluvia, de
los relámpagos, del rayo y del trueno, así como del florecimiento de los
árboles, de la dádiva de los frutos, etc., hasta las más elevadas expresiones
del pensamiento y de los sentimientos humanos. El día que la humanidad pueda
registrar conscientemente la actividad angélica en la vida de la Naturaleza,
abrirá su mente y su corazón a las grandes corrientes de Vida universal que
deben llevarle a la liberación.

Las
actividades dévicas de orden corriente en la vida de la humanidad y en la de
los Reinos subhumanos, mineral, vegetal y animal, se realizan en los niveles
etéricos. Los demás niveles, astral y mental, son más sutiles que los
comúnmente registrados por la humanidad y constituyen zonas de conciencia
veladas todavía por el misterio. Sin embargo, son cada vez más numerosos los
seres humanos que pueden establecer contacto con devas de gran evolución
espiritual habitantes de aquellas regiones del espacio.

c.
Experiencias dévicas de tipo superior.
Se realizan normalmente en los subplanos
superiores de los planos astral y mental. Sin embargo, para la humanidad muy
evolucionada y espiritualmente integrada, existen niveles superiores de
expresión angélica en ciertos subplanos del llamado ocultamente plano búdico.
Un sencillo ejemplo: el estado natural de Samadhi lo experimenta el verdadero
Yogui, o perfecto Iniciado, en el cuarto subplano del plano búdico. He aquí las
jerarquías dévicas de tipo espiritual que suelen contactar los seres humanos
muy evolucionados, discípulos espirituales e Iniciados:

a. Los Ángeles
Solares, llamados esotéricamente Agnisvattas, constituyendo una jerarquía
superior en la vida oculta de nuestro planeta.


b.Los Ángeles
de la Revelación


c.Los Ángeles
del Contacto Místico


d.Los Ángeles
del Destino, relacionados con la obra planetaria de los Señores del Karma

Durante
el curso de estas "Narraciones Esotéricas" tendremos ocasión de
considerar algunas de las singularidades expresivas -más afines con la
evolución espiritual del hombre- que adornan la vida de estos esplendentes
Devas superiores.

d.
Experiencias espirituales de carácter trascendente.
Tienen que ver muy
concreta y definidamente con la vida espiritual del ser humano, desde que
ingresa en un Ashrama de la Jerarquía hasta el establecimiento del contacto
consciente y permanente con el Yo superior o Ángel solar de su vida y la
prolongación de este contacto hasta llegar a la etapa definida como de
"discípulo en el Corazón del Maestro", condición precisa para poder
alcanzar la Iniciación. Tales son las etapas necesarias, esotéricamente
registradas:


a.La del
discípulo en probación, con la que se abre un ciclo de precipitación kármica.


b.La del
discípulo aceptado, del que se debate en las crisis subsiguientes al proceso de
precipitación.

c.La del
discípulo en el Corazón del Maestro. Corresponde a la etapa de quien se prepara
para la Iniciación y que está venciendo progresivamente todas las crisis de su
vida.

d.La del discípulo
Iniciado, en las distintas iniciaciones, que ha de convertirse en la Luz del
Propósito insigne de la Divinidad planetaria.

Todas
estas experiencias de orden espiritual trascendente tienen una repercusión
inmediata en la evolución de los chacras etéricos y en las glándulas endocrinas
de quien las realiza. Arrancan del proceso general de la evolución del Universo
y tienen por objetivo convertir al ser humano en un alma iluminada, en aquella
maravillosa eclosión humana que ocultamente definimos como "un Testigo de
la Luz y un Servidor del Plan”.

Espero
que podrán hallar Uds. durante el curso de estas Narraciones –que son
experiencias propias y están avaladas por tanto por mi íntima responsabilidad
espiritual— ciertas líneas de semejanza con algunas experiencias realizadas por
ustedes mismos en uno u otro de los niveles reseñados y que no tuvieron
oportunidad quizás de darles su adecuada explicación técnica en el momento que
se produjeron. Si es así me sentiré satisfecho de haber podido ayudarles en el
sen­tido de una correcta interpretación. El mundo espiritual -en donde
indistintamente nos movemos todos- es de participación activa dentro de un
destino común. La ayuda mutua es la ley que regula el equilibrio de ese mundo y
todos, sea cual sea el desarrollo moral e intelectual de nuestras vidas,
participamos íntimamente de sus beneficios. Yo soy el primero en reconocer
humildemente lo mucho que he sido espiritualmente ayudado durante el curso de
mi existencia. Debo repetir por tanto lo que he dicho ya en el Prefacio de mis
otros libros y es que jamás he pensado que mi trabajo esotérico fuese
únicamente la obra de un solo individuo, sino que lo he reconocido siempre como
una labor de grupo en la que intervinieron una multiplicidad de personas, de
hechos y de circunstancias que hicieron posible su exteriorización.

Mi
sentida plegaria va hacia todos mis amigos -en todos los niveles- que a través
de sus propias vidas y experiencias me ayudaron a descubrir la Verdad que arde
en la existencia de toda criatura viviente y en el devenir del más
aparentemente insignificante acontecimiento temporal, para poder escuchar así
el supremo Canto de la Vida dentro del Corazón.

    
Vicente Beltrán Anglada

 

En BEGAS,
Barcelona, bajo el Signo de LEO de 1981