Publicada el 28 de abril de 2010 por Equipo VBA
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El fracaso de los discípulos siempre viene por falta de integridad, por falta de fe en el ideal, por falta de confianza en sí mismo. Y hay muchos de nosotros y a veces pese a la magnitud del propósito, pese a nuestro propio destino liberador, nos hemos sentido tentados de regresar al pasado, de perder de vista aquello que constituye el nervio de la existencia, pero la divisa jerárquica siempre ha sido la misma: “Levántate y anda, reemprende el camino, constitúyete en un servidor constantemente, no te preocupes de lo demás, lo tuyo es ser y realizar, tu obra es la obra del propio Dios”.
Conferencia de 10 octubre 1985