¿Qué hay que entender por liberación?
(209) Cuando esotéricamente hablamos de Liberación…, ¿a qué nos referimos exactamente?, ¿a la muerte o extinción del pasado histórico en nuestro corazón o a la cesación del inexorable proceso del karma? Liberación es LUZ. Es la luz que proviene del equilibrio entre fuerzas en aparente contradicción. Es hollar el Noble Sendero del Medio al que aludió el Señor BUDHA, es marchar confiados y seguros sobre “el filo de la navaja”. Estas son -quizás ustedes lo piensen- frases hechas. Bien, quizás lo sean, pero su significado es enteramente válido para todas las épocas y singularmente para nuestros días en que las oportunidades son mayores que en pasadas épocas, ya que la técnica hecha a base de precisión mental nos ayuda a descubrir constantemente los mil secretos escondidos de la Naturaleza. Pero, en definitiva y yendo al fondo oculto de la cuestión, los discípulos espirituales de todos los tiempos han tenido como norte y faro de sus vidas hallar en su corazón la suave frescura de lo eterno.
La mayoría de las personas que asisten regularmente a estas conversaciones esotéricas, lo hacen seguramente en virtud de su fecundo y glorioso pasado espiritual. Algunos de ustedes practican quizás algún determinado tipo de Yoga o se sujetarán a ciertas definidas reglas de meditación o de entrenamiento espiritual. Pero, todos sus ejercicios, entrenamientos y disciplinas de nada les servirán si olvidan las reglas de armonía que rigen el proceso total de la evolución. Las disciplinas del Yoga son interesantes para reorientar las energías y para crear nuevos cauces de aprovechamiento espiritual en beneficio de la personalidad, así como también lo son las reglas precisas de la meditación oculta. Me pregunto, sin embargo, si para algunos tales prácticas o disciplinas no implican de una u otra manera “insistir” sobre algo ya establecido o realizado en el pasado y están únicamente “recordando” pasadas experiencias. El hecho de que se encuentren ustedes aquí y de que contribuyan con su personal dedicación al desarrollo de estas mensuales conversaciones, puede significar quizás que existe realmente una gran experiencia espiritual acumulada en su corazón a través de los siglos y de que “ahora” están simplemente “rememorando” conocimientos (210) previamente adquiridos y conquistados y no tratando sólo de acumular conocimientos esotéricos, tal como ocurre en el caso de los noveles aspirantes y de las personas inexpertas que hacen sus primeras “armas”, por decirlo de alguna manera, dentro de la vida espiritual. La atención con que siguen ustedes estas conversaciones, el apoyo espontáneo que le prestan al orador, pueden ser indicios reveladores de aquella gran experiencia espiritual acumulada que constituye el bagaje del verdadero discípulo, sujeto inevitablemente al reto de la acción y liberado en una gran medida del afán de adquirir conocimientos. Ello puede significar también que vivirán orientados internamente hacia las oportunidades ofrecidas por esta Nueva Era, cuyo tecnicismo no merma en manera alguna, sino que dinamiza a extremos increíbles la fe en la vida espiritual. El karma debe aparecer ante su inteligente visión y adaptación como el resultado de pasadas acciones que “han de ser redimidas” en el presente, adquiriendo entonces este presente una importancia trascendente y vital. Podríamos considerar que la Liberación del karma, y tal es el verdadero sentido de la Liberación, se inicia cuando en el presente ya no luchamos con las consecuencias del pasado, sino que las consideramos un efecto vital en el orden psicológico que precisa de reorientación, de armonía o de reajuste. Las oportunidades ofrecidas entonces por las condiciones técnicas hacen variar solamente la programación y el sentido de las investigaciones, pero la finalidad continúa siendo la misma: adaptación. En la adaptación al sereno ritmo de los hechos que se van produciendo a nuestro alrededor, se halla la clave de la Liberación. Sin embargo, en tal proceso de necesaria adaptación no deberían ser utilizados los penosos esfuerzos a los cuales estamos tan habituados, sino una serena expectación y observación profunda de los hechos que constantemente se van produciendo, es decir, que la única disciplina exigida, si es que debemos hablar de disciplina, es la de una profunda y sostenida atención mental a todo cuanto va ocurriendo dentro y fuera de nosotros. Esta atención es adaptación, ya que en la profundidad de la misma se elimina la condición intelectual que frecuentemente opone barreras al libre fluir de los acontecimientos. Cuando la mente ha desaparecido como frontera de separación de los hechos y no es el elemento separativo que enturbia más bien que aclara las situaciones psicológicas, se produce en la mente una gran proyección de luz causal. Tal es el principio de la Liberación, pues tal como decía Madame Blavatski con referencia a la mente concreta y personalizada: “La mente es la matadora de lo Real”.
Conversaciones Esotéricas