Meditación y creación

ACERCA DE LA MEDITACIÓN

Aprovechando la gran corriente cíclica que, operando desde todos los niveles posibles de percepción, está presionando las mentes y los corazones de los seres humanos atrayendo cada vez más su atención hacia el tema meditativo, hemos considerado que sería interesante tal vez, presentar acerca del mismo un tipo de visión ashrámica libre de complicaciones técnicas. Trataremos de hacerlo, tal como es nuestra costumbre, desde el ángulo de nuestra propia experiencia y dejando de lado las consideraciones generales y comunes que, frente al devenir de los grandes acontecimientos zodiacales, aparecen como algo yerto, frío o estéril. Nuestra visión acerca de la Meditación será genuinamente universal, arrancando de los grandes Arquetiposuniversales y haciendo converger estos Arquetipos en el centro mismo de la sociedad humana, cuya meta infinita en orden a la conciencia social, es la redención del ser humano.


Es evidente que la ciencia de la meditación, como técnica de contacto trascendente, tiene sus raíces en lo más profundo e inefable de la creación del Universo. Cuando decimos, por ejemplo: "en Él vivimos, nos movemos y tenemos el Ser", estamos expresando nuestra relación y unión con Dios, estamos realmente proclamando que Dios medita y que nosotros somos el  fruto de esta meditación o creación y que todo cuanto existe en la vida particular, familiar, profesional y social, no es sino el fruto de las meditaciones y creaciones de los hombres. Esto sólo como un leve indicio del aspecto trascendente de la meditación, como el elemento de vinculación entre Dios y el ser humano y que al llegar a cierto definido punto se convierte en creación. Tal como iremos viendo conforme vayamos adentrándonos en el tema, meditación y creación son términos sinónimos y aspectos consubstanciales de la vida de todo ser viviente y de toda cosa creada. El vínculo entre meditación y creación se puede hallar en el amplísimo sistema de relaciones que el hombre puede establecer con las cosas que le rodean, con las personas con las cuales entra en contacto y con la propia divinidad infundida en su propia vida y expresándose como Yo Espiritual. En el primer caso, en el de relación con las cosas que le rodean y que constituyen su medio ambiente, el hombre desarrolla el intelecto, en el segundo, en su vinculación con los demás seres humanos, desarrolla el aspecto amor y en el tercero, en su íntima unión consigo mismo buscando el propósito o móvil que rige y condiciona su vida, se va acercando a Dios y desarrolla el aspecto dinámico de la voluntad. Como verán, hemos sintetizado muy rápida y sencillamente los tres grandes aspectos meditativos que constituyen en su totalidad la vida de cualquier ser humano y que, conforme iremos analizando, representan los tres estadios o fases
evolutivas de la meditación de la Divinidad tal como se va expresando o exteriorizando a través de nosotros. 

(Extracto tomado del libro “Los Misterios del Yoga”, página 147   Edición Electrónica nº 1, Asociación Vicente Beltrán Anglada.)

17 julio 2008