Estos Misterios menores que culminan en la Resurrección llevan finalmente a la Ascensión, siendo
interesante comprobar la analogía de este último gran Misterio con el gran sonido O.M., el del Cristo resucitado, ya que esotéricamente y tal como puede leerse en alguno de los libros sagrados de la Jerarquía, “…
El A.U.M. es un sonido de Encantamiento, de Ilusión y de Maya, en tanto que el O.M. es el sonido de Resurrección que propicia la Ascensión del Iniciado a los Montes Himalayas de la propia conciencia”.
Cristo entona este Mántram coincidiendo con Sus últimas palabras en la Cruz: “Todo ha sido consumado”, palabras que esotéricamente estudiadas son la expresión final de aquellas otras que la Naturaleza entera pronuncia cuando en la inmensidad de los éteres universales se extinguen las Palabras Mágicas del Creador “HÁGASE LA LUZ”, es decir, “HÁGASE SEÑOR TU VOLUNTAD”.
Conversaciones esotéricas, pág 35.