Una Palabra es un Sonido

«…una palabra es un sonido, entonces, para que la palabra surja realmente edificante, comprensible, sencilla, que puede llegar al corazón de las gentes, debe surgir forzosamente de este silencio místico que establece el Alma cuando ha aprendido a callar. El mundo cree que en un Ashrama se aprende a hablar y no es este el caso, en un Ashrama se aprende a callar, porque el mundo habla constantemente, desordenadamente, demasiado, está llenando el ambiente de una serie de vibraciones que tienen que ver con el ambiente social que nos rodea, de tanto hablar, de tanto mariposear alrededor de las palabras, de tanto querer infundir respeto a su alrededor por la palabra, el hombre, el ser humano, ha ido perdiendo su capacidad de silencio, entonces, automáticamente se cierra la Puerta del Ashrama. Hay que tener en cuenta esto, porque si aprendéis a callar es cuando empezaréis a razonar y cuando empecéis a razonar es cuando aprenderéis a hablar; no a hablar sin ton ni son, a hablar por tener ciertos conocimientos intelectuales, y que están muy mal digeridos cuando existe este permanente deseo de exteriorizarlos. Si todo el valor de las palabras que podamos emitir las refundiésemos en su completa estructura y las depositásemos en el corazón, las dejásemos allí arrinconadas esperando el día de la oportunidad, entonces, veríamos que hay una etapa dentro de nuestra vida que es de silencio, no me refiero al silencio místico de los místicos del pasado, de los quietistas de la Edad Media, ni de aquellos que están tratando de buscar a Dios por el sendero del misticismo, más complejo, más lleno de dificultades, sino que en la práctica del escuchar atentamente estamos adquiriendo un silencio.«

La Magia del Silencio, conferencia en Barcelona, 13 de diciembre de 1984