Vida sencilla

Estas últimas palabras resumen todo cuanto se ha dicho en este capítulo. No contienen normas de disciplina, ni sistemas especiales de contacto, pero son un permanente desafío a nuestra condición de aspirantes de la Nueva Era, que debemos afirmar los principios espirituales latentes en nuestro interior como experiencia de siglos, con toda la simplicidad posible, con muy pocas palabras, con cada vez menos pensamientos y con un corazón cada vez más sensibilizado por los efluvios infinitos y mágicos del verdadero silencio. Esta simplicidad total, esta carencia de valores donde afirmar nuestra atención inmediata, nos permitirá abrir dentro de nosotros las puertas de la intuición, celosamente guardadas hasta aquí por el Misterioso Guardián del Umbral, pero que no puede resistir por más tiempo el imperioso llamado del Ángel de la Presencia.

 Si han leído atentamente cuanto hemos dicho en este capítulo y han sentido en su corazón el peso infinito del misterio y la indescriptible dulzura de lo grande, agudicen el oído y traten de vivir cada vez más simplemente, amen mucho el silencio interior y traten de vivir cordialmente con cuantos les rodean. Así, el Misterio mayor, aquel que está más allá de nosotros mismos y fuera de todo comentario, estará también a su alcance y les permitirá vivir en forma más espiritual y armoniosa en este alborear acuariano que tantas cosas buenas revela ya, a pesar del desorden de lo aparente y de la insaciable sed de lo inmediato.

La Jerarquía, los Ángeles Solares y la Humanidad. 1ª edición digital, pág 26