«…existe el iniciado, o el discípulo que está juramentado, en contacto con el corazón del Maestro, cuya vida es un constante darse a sí mismo, en cualquier situación, a cualquier persona, en cualquier circunstancia, el discípulo se está entregando constantemente. Y esto es lo que define precisamente al ser espiritual; y seguramente no hace conciencia de que está ayudando, tal y como decíamos ayer, como tampoco la flor hace conciencia de su perfume, se limita a perfumar, como el árbol se limita a dar su fruto….»
Conferencia 14 de Enero de 1982