El silencio, precursor de verdades

Ya estaría contento con que nuestras pequeñas voluntades, las voluntades de este pequeño grupo salieran de aquí robustecidas con algo más de interés espiritual, que se percataran de los valores espirituales que subyacen en nuestro corazón, en oposición con el pasado caduco, con esas hojas marchitas que provienen de etapas anteriores, anacrónicas y surgir –como digo– triunfantes, mediante la decisión. ¿Saben ustedes que nuestra atención viene del plano átmico y no del plano búdico? ¿y que cuando estamos muy atentos nos capacitamos, no para estar en el plano átmico, pero sí en el plano búdico? ¿que el silencio es precursor de verdades? ¿que la inspiración es silencio? ¿y cuándo se produce ese silencio? Cuando nuestra atención es tan potente que entre el sujeto que observa y aquello que está observando, no existe el tiempo, no existe espacio, estamos dentro. Esto es posible mirando los acontecimientos, mirando a las personas, mirando a todos los seres de todos los reinos, constituyendo otra manera psicológica de abordar la vida y sus acontecimientos temporales. Vivir de acuerdo con la Ley, y la Ley es estar muy atentos, superatentos, superobservantes, superexpectantes, supersilenciosos. ¿Queremos llegar a esta condición? Ahora es el momento de decidir. Por favor, no decidan mañana, decidan ahora; si lo comprenden ahora no hay más que decir; pero si entre lo que digo y lo que ustedes piensan hay un intervalo, ustedes volverán al pasado, no porque lo diga yo, sino porque ustedes no habrán comprendido.
 
“La venida del Instructor del Mundo”