Introduciéndonos en el misterio del cristianismo, fíjense bien dónde se halla el símbolo más precioso: todos los reinos de la naturaleza están adorando al Niño-Cristo, siendo el Niño-Cristo el alma humana que nace.
“Visión esotérica de los Misterios del Cristianismo». Conferencia 14 de marzo de 1976