Es por tal motivo que muchas veces he insistido en el hecho de que no deben preocuparse mucho si algo no es comprendido de inmediato, porque la mente intelectual no puede comprender ciertas verdades, pero el corazón comprende todas las cosas porque contiene en sí una vinculación, digamos, con el espíritu creador de la propia naturaleza humana y con el propio Dios. Por lo tanto, la atención en el corazón es la que señala el camino y que marca el compás de lo que tenemos que hacer, es la regla de la conducta y la expresión de lo mejor de nuestra naturaleza.
¿Se han dado cuenta de que ahora estamos tratando de vivir y no simplemente de conocer, y que el tremendo desafío de los ashramas en nuestro tiempo no es que tengamos más conocimientos esotéricos sino que poseamos una conducta realmente social? Si nos damos cuenta de esta situación, sin negarle su valor al comentario, al conocimiento, a la discriminación, entraremos en zonas de alta confluencia espiritual y nos sentiremos con algo que no poseemos, nos sentiremos en paz con nosotros mismos. El conocimiento por sí, por su propia naturaleza, no libera, sino que enseña un camino. Yo creo que todos poseemos tanto conocimiento que la diversidad de conocimiento y tantas técnicas que están sometidas a nuestra consideración, nos han ido apartando progresivamente del camino de la acción. De ahí que el conocimiento esotérico si no está siendo vigilado completamente se convierte en algo que dificulta la acción, y esta acción debe ser creadora y debe constituir el principio de vida, aquél que hizo exclamar a Pablo de Tarso que “El Reino de los Cielos puede ser arrebatado por la violencia”, se refería no al conocimiento de un hecho sino a la participación directa de un hecho. Se puede llegar por la voluntad allí donde el entendimiento no puede llegar, y se puede llegar con el amor allí donde nunca llegará la voluntad.
Así que para mí, y creo que también para ustedes, la acción es importantísima, el hecho de que estén ustedes escuchando atentamente puede ser la motivación suprema de una acción, y ahí podemos, de verdad, empezar a interesarnos probablemente por el camino directo que va a nuestro ashrama, el de la atención, atención hacia todas las cosas que pasan por nuestro campo visual y el campo de percepción de nuestro pensamiento. Esto debe motivar una alteración total del ritmo de la vida actual y situar al individuo en un plano absoluto de mediador entre las fuerzas cósmicas y aquel vacío que puede representar en su vida social la actividad que pueda desarrollar su naturaleza.
Conferencia 2 de Abril de 1977