«En algunas ocasiones, cuando el torbellino de las humanas pasiones ha llegado a un cénit, o frontera de lo permitido, pasada la cual la prueba más dura y el peligro más cercano es el «retorno hacia los viejos valores trascendidos», con su secuela de vicios, defectos, contrariedades y temores, un fúlgido rayo de luz conteniendo resolución y esperanza inunda nuestra vida, dándonos una visión más serena de las cosas y aquietando nuestro estado de ánimo. Esta luz proviene de nuestro Yo superior, de nuestro Ángel Solar.»
Del libro La Jerarquía, los Ángeles Solares y la Humanidad, capítulo III.