La verdadera meditación

Así pues, cuando en el aspecto de rayo nos estamos refiriendo a yoga, a meditación o a mística, estamos diciendo de una manera muy clara y determinante que estamos tratando de amar, de servir y de sacrificarnos. Ya no se trata pues del pequeño momento que tenemos en la vida para realizar la meditación, eso lo hacemos habitualmente, diez minutos, un cuarto de hora, media hora, una hora, y hay quien está muy contento con dos horas de meditación, sin embargo, cuando adquirimos la técnica de la meditación desde un punto de vista eminentemente cósmico estamos tratando de servir durante todo el proceso de nuestra vida cotidiana. Así que ya no se trata de un momento aislado del tiempo dentro del cual tratamos de ponernos en contacto con la Divinidad, sino que tratamos de estar constantemente en contacto, en comunión, con todos los seres humanos que son los Hijos de Dios, y a esto yo le llamo técnicamente la verdadera meditación, o conciencia meditativa. Ahora ustedes me preguntarán cómo hay que meditar, qué es la meditación de acuerdo con los rayos, qué es lo que hay que hacer para que la programática del arquetipo hacia el cual incesantemente nos estamos proyectando pueda determinar en nuestra vida un cauce tan poderoso por el cual pueda circular nuestra propia energía de rayo. Pues bien, si estamos atentos al proceso de nuestra vida, no aislando unos momentos del tiempo para la meditación, o para las prácticas del yoga, sino que nos dedicamos exclusivamente a vivir atentos a todo cuanto ocurre a nuestro alrededor, sin dejar fisuras en la mente, sin dejar que en el pensamiento se introduzca el entretenimiento vano, nos daremos cuenta de lo que es realmente meditar, de lo que es vivir en contacto con esta realidad que todos sin distinción estamos buscando y que llamamos la Divinidad.

Conferencia de  12 de diciembre de 1976