La Vida es la gran Verdad de la existencia

 Sra.─ ¿Esto que nosotros comprendemos hoy, lo debemos y lo tenemos que agradecer a esos Maestros del pasado que ya nos dieron los jalones para que nosotros podamos seguir e iniciar el camino, y gracias a todos esos conocimientos llegar a poder ser libres?

Vicente.─ Comprendida la pregunta. No se extiendan en las preguntas porque entonces Uds. comienzan a divagar, perdóneme, una pregunta para ser respondida adecuadamente debe ser concreta, ¿verdad? Entonces, voy a decirles algo muy importante, usted ha hablado que todos los Grandes Maestros del pasado nos han legado sus verdades, yo soy el primero en reconocer humildemente que ellos nos legaron una gran Verdad, y que nosotros hemos fraccionado esta gran Verdad en múltiples pequeñas verdades.

No hemos comprendido señora a los Instructores del pasado, porque todos dijeron una única Verdad, la Verdad esencial de Dios, ¿y por qué entonces se han creado tantas religiones y tanta lucha entre las religiones y entre los grupos de todas clases que buscan a Dios?, ¿por qué esta lucha?, porque no han comprendido a los Instructores del pasado, y como no han comprendido a los Instructores del pasado, constantemente tenemos que estar meditando en aquellas pequeñas verdades cuando tenemos la Vida ante nosotros, que es la gran Verdad de la existencia. No existe una matización de la Verdad señores, no existe, es imposible, existe Una Verdad que matiza todas las pequeñas verdades. Pero, ¡por favor!, no hagamos de una pequeña verdad una estructura que luche contra otra estructura, que es lo que está sucediendo actualmente, no sólo en el aspecto religioso sino en el aspecto político de las naciones. Por doquier vemos que no ha habido comprensión de las Altas Verdades. ¿De qué nos sirve hablar del Amor de Cristo si Cristo es una ilusión mental para nosotros? No es algo creado y que surge raudo del corazón. A esto me refiero yo hermana mía, no creo, ni creo que ninguna persona inteligente crea que la Verdad pueda hallarse simplemente siguiendo un camino muy ideal luchando contra otros caminos que puedan ser ideales también, sino en la unificación de todas las pequeñas verdades, rompiendo las estructuras religiosas, económicas, políticas o sociales que encubren estas verdades. No podemos hablar de Paz, de Amor y de Justicia surgiendo de las pequeñas verdades. Por lo tanto, les hablo de una sola cosa, de la Verdad que todos somos y que todos podemos desarrollar al máximo sin pasar por la técnica y sin pasar por las pequeñas verdades. Creo que este es un punto que merece una gran atención.
 
Conferencia de 7 de octubre de 1985