Pero, todo cuanto estamos realizando, todo cuanto estamos tratando de realizar y vibrar a su compás, es algo que constituye un deber social, que cuando estamos refiriéndonos aquí al sistema místico de acercamiento a la verdad, no estamos diciendo que tengamos que acumular conocimientos sobre la verdad, porque la verdad, por su propia naturaleza, no puede circunscribirse en términos. Ni tampoco la verdad en el hombre, como decíamos ayer, y hay que repetirlo, podía circunscribirse dentro del área de la mente, sino que debe de haber un factor desconocido pero que está potencialmente latente, fuera y dentro de nosotros, que constituye una participación activa dentro de los misterios de Shamballa. De ahí, que poco a poco el afán del conocimiento cederá al implacable deseo de vivencia. Y no habrá escapatoria, porque si la humanidad tiene que triunfar sobre la guerra y sobre todos los desastres acumulados en el tiempo como registros históricos, tendrá fundamentalmente que cambiar. No puede cambiar una época sin que cambie el espíritu del hombre, porque si no cambia fundamentalmente el espíritu del hombre, no cambiará fundamentalmente nada.