«Hay que llegar poco a poco al Silencio del Corazón, sin el cual será imposible obtener la Paz del Espíritu, a fuerza de simplificar nuestra vida lo más que nos sea posible y estableciendo una inteligente distinción entre las cosas realmente necesarias y las que son innecesarias o de carácter muy superficial.»
La Estructuración Dévica de las Formas, edición digital, página 29.