«Según se nos dice esotéricamente y tal como puede comprobarse en el misterio de la fe cristiana, en el llamado sacrificio de la misa, existe una preparación mística de silencio antes de que el sacerdote o el oficiante introduzca el Verbo o su representación simbólica, la Hostia, en el interior del Cáliz, cuya prolongación objetiva es el cuerpo del sacerdote oficiante. Pues bien, este silencio místico, precursor de verdades y misterios, es el que hay que reflejar dentro del ser a fin de darle al Verbo, a nuestro Yo trascendente, la oportunidad de introducirse, con toda la plenitud de la Verdad que su Misterio representa, en el interior de los vehículos estructurados, radiantes y magnéticos que creó la actividad del Yoga en cada uno de los niveles expresivos del Ser.»
Del libro “Los Misterios del Yoga”