Atención y Voluntad de Dios

 Interlocutor. — Si utilizamos el tiempo hacemos la geometría típica, en cambio si se profundiza en el espacio la geometría es esotérica y viene la intuición y es cuando podemos alcanzar esos niveles ya cósmicos…
Vicente. — Entonces, fíjense bien, hasta aquí hemos crecido con la idea de que cuanto más poseamos, incluso en el reino espiritual, más valores espirituales tendremos, y resulta que es lo contrario, que para crecer en el mundo de Dios –si podemos decirlo así- hay que decrecer en el mundo humano, en el mundo psicológico; significa esto que debemos llegar a un estado de máxima simplificación, y cuando la mente del hombre está convenientemente simplificada solamente queda la glándula pineal actuante en el centro Coronario ¿para qué queremos más? Y desde la cúspide se ordena todo el contenido físico y psicológico de acuerdo con la Voluntad de Dios porque la Voluntad de Dios está en aquel punto. Una mente vacía, en el sentido creador de la palabra, una mente silenciosamente expectante, tal como he aconsejado al principio de la disertación como introducción a los misterios del reino, indica que la atención con la cual estamos tratando de abarcar el sentido de las cosas es tan profundo que ha desaparecido de nuestra mente la capacidad infinita de crear imágenes, podemos crear imágenes en otras dimensiones que viene a ser lo mismo, pero al menos nuestro cerebro tridimensional no puede captar ya nuestras experiencias internas. ¿Se dan cuenta del proceso? Si hay atención la mente se sosiega, se serena, queda expectante y en ese estado de expectación el hombre está desarrollando la glándula pineal, está proyectando el intelecto hacia la intuición, está unificándose, siquiera levemente, con la Voluntad de Dios, porque atención es sinónimo de Voluntad, y de Intención, que es el principio creador del universo.
 
Conferencia de 8 de septiembre de 1979