Cultivando los valores eternos

Honestamente y mirando hacia adentro, ¿acaso no buscáis la Paz? Aquella paz que trasciende la mera comprensión intelectual, una paz que viene sin que nos demos cuenta de que ha llegado o de que se está acercando a nosotros, es el eterno devenir en el tiempo pero sin tiempo que surge cuando la mente está tan solemnemente apercibida que ningún pensamiento es capaz de perturbar su quietud. Ello se logra, solamente, con esta atención tan exquisita que surge del cultivo de los valores eternos. Se dirá que todo esto ya lo han preconizado los filósofos y psicólogos de todos los tiempos, pero una cosa es la preconcepción intelectual de lo que estamos buscando, sea de la verdad o de la paz, y otra cosa es el sentimiento de integridad que surgirá como consecuencia del contacto con esta paz trascendente y que se encuentra en nosotros, sea cual sea el nivel de nuestra vida psicológica.

Conferencia 24 mayo 1986