Dios está en mi, yo estoy con Él

Interlocutor.—Usted dijo: el Espíritu de Cristo es mi esperanza de gloria. Nos puede hablar algo de esa gloria.

Vicente.—Bueno, esta es una afirmación de Pablo de Tarso, es decir, de este iniciado que la iglesia considera como San Pablo. Cristo es no sólo una entidad sino un estado de conciencia. Si es una entidad la consideraremos tan aparte de nosotros por su propia evolución que la perderemos de vista como sucede con todo cuanto tiene que ver con el Reino de Dios. Si consideramos que Cristo es algo en nosotros como conciencia entonces a Cristo lo consideraremos como nosotros mismos cuando estamos en contacto con la Divinidad, es decir, que cuando el individuo, el ser humano, tiene paz en el corazón podemos decir que Cristo está en él como estado de conciencia y que en virtud de ese estado de conciencia, surge de su corazón una luz que lo conecta con el propio Cristo como entidad, considerando a Cristo como el Maestro de Maestros, como el Maestro de los Ángeles y el Maestro de los hombres. Entonces, existe siempre esta alternativa, la alternativa que va del pequeño ser personal inferior, que es el Cristo desconocido como estado de conciencia hasta la Entidad Crística representada en los niveles causales por el Yo Superior o Ángel Solar. Es decir que cuando esta entidad que llamamos el Ángel Solar en virtud de nuestra propia vida espiritual y nuestras actividades correctas se asienta en el corazón  del hombre podemos decir con justicia: Dios está en mí, yo estoy con Él, no hay separación, la Luz del Mundo está en mi luz y mi corazón late al impulso del gran Corazón Solar.

Conferencia de 19 octubre 1985