Publicada el 1 de octubre de 2008 por Equipo VBA
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Los devas están ahí, pero nosotros no estamos aquí, sin pasar nunca allí, el problema es éste, y el problema social, el problema de la curación, el problema de las enfermedades, el problema de la política, la sociología, la filosofía, la religión, y todos los problemas, están basados en el desconocimiento que tiene el hombre del cuarto éter, porque el cuarto éter es el punto de destino de las energías que provienen del cuarto subplano del plano búdico, que es el plano de la fraternidad universal. De ahí la necesidad de que establezcamos primero contacto con los devas del cuarto éter para, progresivamente, ser conscientes de los devas del cuarto subplano del plano astral, del cuarto subplano del plano mental, y del cuarto subplano del plano búdico, es una escalera de Jacob inmensa. ¿Y por qué no podemos hacerlo? ¿Cuándo lo haremos? Cuando no nos preocupemos tanto de los pequeños problemas materiales, de los pequeños problemas familiares, de los pequeños problemas sociales y de los pequeños problemas mundiales, porque hay problemas inmediatos que no resolvemos, que es lo que la vida te está mostrando constantemente, es decir, que cuando hablamos del servicio, por ejemplo, pensamos ya en allende los mares lo que podemos hacer para ayudar a las personas que pasan hambre, o las personas que pasan dificultades, o la propia dificultad de los reinos inferiores, avasallados por el hombre. Y nos damos cuenta que la verdad del servicio, el legítimo, el original, el sintético, que está aquí, en cualquier momento del tiempo, es decir, que si se nos presenta un problema inmediato es éste el que interesa al esotérico, porque en su propio mundo trabaja en muchas dimensiones, pero aquí se debe primero a sí mismo, en el sentido de ordenar su vida de una manera creadora, se debe a la familia porque es su karma particular, se debe a su profesión para ser cada vez más consciente en su profesión, hay ángeles de las profesiones, lo tengo dicho, ser consciente también del mundo social que le rodea, pero lo que no puede hacer el hombre es fraccionar su vida de una manera despiadada como lo está haciendo, o, por ejemplo, hablando en términos espirituales de meditación, o de yoga, o de cualquier cosa, olvidando el pequeño deber social de cada día. ¿Qué mejor meditación, desde el ángulo de vista esotérico, que cumplir con su deber social?, que es el compendio de su vida personal, familiar, profesional y de grupo. Y a partir de ahí se nos ofrece unas perspectivas inmensas, algo que está más allá y por encima de nuestras concepciones actuales.
Conferencia de 30 septiembre de 1982
2 octubre 2008