Publicada el 30 de septiembre de 2009 por Equipo VBA
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En un principio, cuando Krishnamurti después de ser presentado como un Instructor del Mundo, empezó a dar su verdadero mensaje, un mensaje típicamente de Agni Yoga, del 1er Rayo, el mundo no podía aceptarlo porque establecía un nuevo tipo, digamos, de acercamiento a la verdad: ya no se trataba de buscar la verdad a través del conocimiento, a través de la disciplina, o a través de cualquier ejercicio, y fijaos bien que Krishnamurti siempre dice: “Observad muy profundamente”. ¿Y cómo puede ser que una mente cargada de problemas, cargada de conocimientos, por esotéricos que sean, penetrar en el silencio en donde está la verdad? Es imposible; por lo tanto, lo que preguntaba Ana, no sé si está atenta ahora a lo que estoy diciendo, lo que estabas preguntando tú tiene que ver precisamente con esto, fijaos si es fácil perder la atención. Entonces, si Dios perdiese un poco de atención el Universo se desharía enseguida. Si alguna vez tenéis silencio en el grupo es porque estáis atentos. Cuando se produce aquel silencio expectante que decís: “Yo no lo he provocado y sin embargo está ahí”, es porque hay una observación interna que se está realizando. No diré que se ha llegado a la perfección de un estado, pero que existe un tremendo empeño en lograr ese estado. Pero, claro, el fin y el principio deben ser la misma cosa; si queréis el silencio, debéis mantener la mente en silencio y ya a pasar a otra cosa. Para pasar al silencio hay que estar muy observantes, muy atentos, muy expectantes. La expectación, según se dice en el ashrama, es una palabra clave para esta era. La expectación no tiene el significado digamos muy claro para la mente occidental. Pero expectación significa al mismo tiempo observación, profundidad; y dentro de esto una sutileza de discernimiento, del cual no hacemos conciencia, porque si estamos conscientes en el discernimiento es que tendremos también materia mental que utilizar, y tendremos que estar muy atentos en el discernimiento para que el discernimiento no nos atraigan a la mente, a la acción, digamos de la confusión mental. Es decir, es algo que yo creo que lo hemos dicho tantas veces que puede parecer incluso un contrasentido volverlo a repetir; sin embargo, es lo que ha de constituir vuestro norte, vuestra guía, vuestro todo. Así se me fue confiado a su debido tiempo y así lo he conseguido yo. Para mí la serena expectación tiene un sentido, un sentido absoluto; me permite controlar el pensamiento a voluntad, porque el pensamiento viene a ser nada más y nada menos que un instrumento, igual que la mente, y dentro de la mente, como un instrumento mayor, pequeños instrumentos dentro de esta máquina mental que debe ser nuestro instrumento, el que podamos utilizar, que podamos pensar y dejar de pensar a voluntad. Y esto que parece la gran dificultad es sin embargo la técnica perfecta de la Nueva Era. Conferencia 28 junio 1984