Yo diría que Agni-yoga es en cierta manera un misterio de revelación, porque estamos prendidos del misterio que oscila dentro de la fuerza augusta de la propia soledad individual, estamos viviendo tan atentamente hacia todo cuanto nos rodea, la obra de Dios y la obra de los hombres, que prácticamente hemos dejado de pensar en nosotros mismos.
Al dejar de pensar en nosotros mismos se ha producido la rotura de las fronteras que limitan la conciencia humana dentro de sí mismo, se ha convertido en parte del Universo, pero, lo ha hecho en forma consciente, en forma creativa, ya no es la pequeña conciencia encerrada dentro de una esfera de limitaciones, esta esfera ha desaparecido, o dentro de esta esfera se ha proyectado con todo su ímpetu creador la vida de la Divinidad, y podemos decir que pensamos con la Mente de Dios y que sentimos con el Corazón de Dios y que actuamos con la Voluntad de Dios.
Hemos realizado la Trinidad en nuestra vida. Pero, no como un hecho espectacular, ni tratando de medir el esfuerzo, ni tratando de beneficiarnos del fruto de nuestras acciones, sino simplemente que se ha originado en nosotros aquello que forma parte del destino de la propia humanidad, que es revelar los misterios de la Divinidad, y cuando hablamos de iniciación, en un sentido esotérico, tengamos la convicción de que este misterio iniciático se está realizando místicamente en todos y cada uno de los momentos en que estamos silenciosamente expectantes, cuando estamos serenamente atentos, cuando estamos perfectamente adaptables a un medio dentro del cual vivimos, nos movemos y tenemos el ser.
“El Agni Yoga en la Vida Social Humana, Conferencia Madrid 24 de mayo de 1981