«Más allá de la mente y conforme el observador va penetrando profundamente en la misma, quebrantando la resistencia de los elementos etéricos que condicionan los vehículos, nota con sorpresa que sus pensamientos pierden concreción, objetividad y consistencia, como si se diluyeran en el espacio, y penetra entonces en una zona de indecible quietud y recogimiento místico que le da razón y le orienta acerca de una especie de Ángeles cuyo divino cometido es ‘llenar de paz y armonía el corazón de los hombres». Son llamados esotéricamente «Los Ángeles del Equilibrio’.»
La Estructuración Dévica de las Formas, 1ª edición electrónica, p.43