La humildad del servicio y la responsabilidad del Plan

La conciencia ashrámica no presupone que se haya establecido una mayor evolución espiritual, sino simplemente que ciertas células del corazón o del cerebro hayan sido virtualmente desarrolladas y puedan recordar fácilmente las experiencias ashrámicas.
 
Un discípulo puede pertenecer durante años a un Ashrama de la Jerarquía y no tener conciencia física de ello. Pero, esta circunstancia no tiene valor fundamental o básico apreciada desde el ángulo del servicio que tal discípulo puede estar realizando en el plano físico, pues esta conciencia ashrámica sólo indica que hay una vinculación de los planos internos con el cerebro físico, deparando la sensación de recuerdo. Nada más que esto.
 
Por ello, cuando en mis narraciones cite a mis compañeros de grupo, afiliados al mismo Ashrama, tengan en cuenta que mis observaciones acerca de ellos son muy impersonales y que la locución “conciencia ashrámica” no presupone –igual que sucede con los poderes psíquicos- mayor espiritualidad, sino el desarrollo de ciertas cualidades de percepción y de recuerdo.
 
El verdadero desarrollo espiritual se demuestra siempre como “impersonalidad” y escapa sutilísimamente de la ostentación y de la espectacularidad. Por ejemplo, el Maestro trabaja siempre desde los niveles ocultos. El que mundanamente obtiene reconocimiento es el discípulo, el testigo objetivo y concreto del trabajo a desarrollar aquí en la Tierra. Para él es la gloria y también el fracaso.
 
El Maestro, desde los niveles subjetivos se limita a inspirar y observar. En la Jerarquía se prescinde, por tanto, de los absurdos prejuicios sociales, los cuales quedaron atrás, muy atrás, borradas sus huellas por la humildad del servicio y por la responsabilidad del Plan…

Mis experiencias espirituales. VBA, 1ª edición digital, pág 91