«…el lenguaje dévico es extraordinariamente fugaz y como relámpagos en el cielo aparecen y desaparecen en el éter las conversaciones dévicas.»
Diario Secreto de un Discípulo, capítulo XIX
Nuestra experiencia de contacto angélico nos ha permitido entrever un lenguaje dévico de carácter universal, como el que distingue a las notas de la música, formado de sonidos (los de la propia Naturaleza); de signos aritméticos, basados como los nuestros en ciertos símbolos de carácter cósmico, y de una extraordinaria profusión de colores, los cuales, al parecer, constituyen el contexto o tema básico de una conversación.
No podríamos atrevernos en manera alguna a penetrar el misterio inefable de la ESTRUCTURACIÓN DE LAS FORMAS de la Naturaleza sin tener en cuenta el poder del lenguaje dévico como elemento básico de CONSTRUCCIÓN.
En un capítulo precedente hicimos referencia al significado oculto del NOMBRE de los Devas y de los hombres para producir las actividades mágicas que conducen al embellecimiento de las formas que constituyen la vida de la Naturaleza y de los ambientes sociales del mundo, siendo los llamados MÁNTRAMS unos sonidos específicos, reconocidos por los investigadores esotéricos, con el suficiente poder como para atraer la atención de determinados grupos de Devas y producir a través de Ellos algunos efectos de características mágicas en los niveles físico, astral o mental.
Así, pues, la tarea principal de los investigadores de los planos ocultos es tratar de apropiarse adecuadamente de los símbolos etéricos de construcción de que se valen los Devas para producir las distintas formas geométricas que en su conjunto constituyen el Universo en todos sus niveles de actividad cíclica y tratar de hallarles sus correspondientes sonidos creadores.
EL LENGUAJE DÉVICO