Tal como nos había aconsejado oportunamente el Maestro “la receptibilidad telepática era un resultado de nuestro trabajo de silencio mental”. “Cuando vuestra mente sea enteramente vulnerable -nos decía- y su actividad natural sea la serena expectación, entonces seréis realmente telepáticos, no sólo para recibir mensajes mentales, sino también para consciente y adecuadamente transmitirlos”
«En algunas ocasiones, cuando el torbellino de las humanas pasiones ha llegado a un cénit, o frontera de lo permitido, pasada la cual la prueba más dura y el peligro más cercano es el «retorno hacia los viejos valores trascendidos», con su secuela de vicios, defectos, contrariedades y temores, un fúlgido rayo de luz conteniendo resolución y esperanza inunda nuestra vida, dándonos una visión más serena de las cosas y aquietando nuestro estado de ánimo. Esta luz proviene de nuestro Yo superior, de nuestro Ángel Solar.»
Del libro La Jerarquía, los Ángeles Solares y la Humanidad, capítulo III.
La Serena Expectación se basa en una atención muy profunda y expectante sobre todo cuanto sucede dentro y fuera de nosotros, y cuando se ha producido esta atención nos damos cuenta que se ha producido un silencio. La atención no está conectada jamás con la fuerza del Ego, la atención es cosa de la mónada, del espíritu.