Vicente Beltrán El Iniciado

Quizás sorprenda este título. Se distingue de los demás iniciados por ser el primero que lo ha confesado, dando a conocer su Ashrama: «el Maestro» y sus diferentes componentes. La evolución de la humanidad está llegando a tal punto que cada día son más los aspirantes. Las preguntas que se hacen no han sido contestadas por ninguna filosofía ni religión tradicional existente. Sabiendo que las pequeñas mentes de la humanidad se están moviendo en el plano mental concreto, y que para ellas vale más una imagen que mil palabras, la Jerarquía permitió que el iniciado Vicente Beltrán revelase algunos de los secretos que habían permanecido ocultos a la humanidad común.

El pleno reconocimiento de su labor está aun por llegar. Será, sin duda en el siglo XXI, llegando a entrar en la Era de Acuario. Durante el siglo pasado, la Jerarquía mandó a M. Blavatsky y el legado de sus enseñanzas están plasmadas en las obras «Doctrina Secreta» e «Isis Sin Velo» principalmente. La humanidad no las ha sabido valorar, tal vez, por los elevados conceptos que expone. Sólo los grandes esotéricos los comprenden. Dichos libros están pasando desapercibidos, pese a ser la Nueva Biblia de la Era de Acuario. Para acercar dichas enseñanzas a las mentes de los hombres el Maestro Tibetano dictó a Alice A. Bailey los libros que llevan su nombre, aclarando muchos conceptos y ampliando otros. Aun así la humanidad está lejos de alcanzar su comprensión y muy pocos estudiantes los utilizan.

La obra del Iniciado Vicente Beltran nos facilita el entendimiento de estos escritos y nos acercan al mundo de los ángeles, con el que él tenía gran comunicación. La vida de un iniciado no es fácil, y mucho menos, si se da a conocer. Nació en Badalona, bajo el signo de Géminis (ascendente Leo) en el seno de una familia humilde. Estaba dotado de una gran voz, conocía a fondo la ley del sonido y las vibraciones de los silencios. Trabajando con su padre, los ácidos que empleaban en la recuperación de metales, le atacaron la garganta devaluándole sus facultades. Contando con apenas 20 años estalló la guerra «civil» española. Se alistó como voluntario y marchó al frente. Luchó por la República, por la democracia y por la verdad.

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Vicente Beltrán El Amigo

MIS RECUERDOS DE VICENTE BELTRÁN ANGLADA

Era al atardecer de un soleado día del mes de septiembre de 1941. Me encontraba en Valladolid en un barracón de madera ubicado en un recinto vallado con alambradas. De repente la voz del guardia de la puerta me llamó. Los penados que estaban de descanso en el barracón se sorprendieron. “Que vienen a por ti”, me dijo alguien. Me levanté del suelo en el que estaba y me dirigí al puesto de guardia. “¿A quien esperas? me preguntó el cabo. “Yo…., a nadie.”, respondí. “Pues ahí fuera hay un soldado de artillería que pregunta por ti.” Fui a la puerta de entrada del recinto, guardada por un soldado y vi junto a él a otro soldado con las insignias de su regimiento. Me vio éste y me preguntó si yo era Rafael Conca Botella. Sorprendido afirmé con la cabeza. “Sí –contesté, soy yo.” Entonces pidió permiso al guardia de la puerta para entrar. Ya dentro del patio o recinto vallado me ofreció su mano, yo extendí la mía y nos dimos un cordial apretón. Me lo llevé al barracón, a un lugar libre de curiosos.

“Soy –me dijo- Vicente Beltrán Anglada. He venido a visitarte porque así me lo ha pedido un buen amigo mío, y creo –me miró- que también lo es tuyo. Mi  mirada le interrogó. “Se trata de Leandro Getino, de la Sociedad Teosófica.”, me aclaró.

Se me iluminó la cara de alegría. Hacia tiempo que  no tenía noticias del grupo de entrañables amigos con el que me relacionaba en mi pueblo natal. Yo no conocía ni sabía nada de Vicente. Leandro Getino no me dijo nunca que lo tenía como amigo. Realmente éste, Leandro, era un buen amigo de mi familia. Mi padre y él junto con otros amigos fundaron en mi pueblo, Alcoy, una Rama teosófica, la Rama Sophia que inscribieron en la Sociedad Teosófica de España, aunque eso es otra historia…

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Vicente Beltrán El Maestro

Vicente Beltrán es un Maestro que de forma sutil ha ido calando en nuestros corazones. Era un amigo de todos. Siempre sabía estar al nivel de las personas de que se rodeaba…. si era necesario hablar de futbol, hablaba de futbol y hasta fumaba un cigarro… cosa que no hacía estando solo. Cuando estaba entre nosotros, era uno más de nosotros. Tenía siempre buen humor, le gustaba cantar y contar chistes… Hasta poco antes de dejar su cuerpo físico, hacia gimnasia como si fuera un hombre joven, siempre estaba en forma, dispuesto a hacer excursiones y jugar con todos.

No alentaba preguntas personales pero cuando en algunas ocasiones se prestaba a ello, tenía una visión que traspasaba espacio y tiempo y captaba muy claramente la condición del interlocutor y acertando plenamente con el consejo  que daba. Nunca aceptó ser tratado como un maestro aunque admitía ser un discípulo…Cuando se subía al estrado a dictar alguna conferencia o charla, daba la impresión de que una columna de luz descendía desde el cielo , se posaba sobre su cabeza y la hacía llegar a toda la sala… El tomaba el verbo y todos quedábamos sumidos en esa meditación mental.

Reunido en grupo era bastante sincero y crítico a la vez. Decía que estábamos juntos pero no estábamos unidos. Por tres ocasiones nos mostró su disgusto al respecto… Nos había dado tanto y no había logrado unirnos… cada cual seguía con sus luchas internas… la integración grupal es una asignatura pendiente para nosotros.

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LA TELEPATIA Y LA SERENA EXPECTACIÓN

Tal como nos había aconsejado oportunamente el Maestro “la receptibilidad telepática era un resultado de nuestro trabajo de silencio mental”. “Cuando vuestra mente sea enteramente vulnerable -nos decía- y su actividad natural sea la serena expectación, entonces seréis realmente telepáticos, no sólo para recibir mensajes mentales, sino también para consciente y adecuadamente transmitirlos”

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La Luz del Ángel Solar

«En algunas ocasiones, cuando el torbellino de las humanas pasiones ha llegado a un cénit, o frontera de lo permitido, pasada la cual la prueba más dura y el peligro más cercano es el «retorno hacia los viejos valores trascendidos», con su secuela de vicios, defectos, contrariedades y temores, un fúlgido rayo de luz conteniendo resolución y esperanza inunda nuestra vida, dándonos una visión más serena de las cosas y aquietando nuestro estado de ánimo. Esta luz proviene de nuestro Yo superior, de nuestro Ángel Solar.»

Del libro La Jerarquía, los Ángeles Solares y la Humanidad, capítulo III.