El Despertar de los Centros

Nunca me había preocupado por desarrollar mis chacras o centros etéricos. Para mí siempre fue clara la norma esotérica que nos señaló Cristo con suave aunque profunda advertencia: “Buscad primero el Reino de Dios, lo demás os será dado por añadidura”. El esfuerzo del discípulo jamás se limita al mundo de los efectos, de aquello que se nos da por añadidura, sino que se eleva al mundo de las causas tratando de comprender el propósito divino que subyace en cualquier ignorado rincón de la vida planetaria. La vista orientada siempre hacia delante intenta captar constantemente las íntimas significaciones del Reino de Dios. Así, el propósito kármico de su vida se va de esta manera realizando.

Hay, sin embargo, una providencia que ayuda a aquéllos que buscan preferentemente el Reino de Dios y es la que hace que todo cuanto constituye el mundo de Maya y que exige el cumplimiento de la acción kármica o de aquello “que se nos da por añadidura”, se le manifieste y desarrolle sin un aparente esfuerzo de la voluntad. Esto es lo que pasó conmigo con respecto al desarrollo de mis centros etéricos.

 Mis Experiencias Espirituales,  1ª Edición Electrónica, Páginas 11 y 12

 

El gran misterio de la Paz

Lo que al aspirante espiritual interesa verdaderamente frente al gran misterio de la Paz, que intuye pero que no es capaz todavía de vivir, es saber si existe algún sendero a su alcance para intentar abrir su corazón, su mente y su vida entera a las impresiones infinitas de la Paz universal. Este pensamiento había asaeteado nuestro ánimo en muchas ocasiones, hasta que el Maestro nos dio un día en el Ashrama, una completa y para nosotros definitiva explicación.
 
La Paz, nos dijo, es la Vida, no un elemento de vida, una Resolución, no una simple formulación. Vosotros, -decía- formuláis constantemente preguntas acerca de la Paz y cómo obtenerla. Pero como la Paz sois vosotros, en la eternidad de vuestro origen, cada vez que formuláis una pregunta acerca de la Paz, veláis más bien que develáis esta Paz en vuestra vida. La Paz es un misterio más grande que la propia creación del Universo, pues este Universo es una Creación y la Paz está infinitamente más allá y por encima de todas las creaciones. La Paz -nos iba diciendo el Maestro- es Causa y motivo de creación, es el Poder que promueve el Aliento Creador, y trasciende por tanto Manvántaras y Pralayas. En el ejercido del poder creador se halla el vehículo de la Paz. No preguntéis por ella… ejercitadla!
 
Ahora, -continuaba diciendo- emplead la analogía. Vosotros sois una creación, un universo, y al propio tiempo sois como Krishna, aquel poder infinito que “con un sólo fragmento de sí mismo, llena la totalidad del Universo”. Lo esencial no es, pues Arjuna, el pequeño fragmento con el cual llenáis vuestra vida de creaciones, incluyendo todos y cada uno de vuestros vehículos expresivos, sino vuestra infinita trascendencia que, como Dioses que sois, es Paz universal y Propósito de vida. Tal como decía Budha: “el verdadero Guerrero es aquel que vence sin luchar”. Dejad pues de luchar, dejad de atormentaros con interrogantes acerca de la Paz del Gran Señor del Universo o del Misterio de sus infinitas creaciones, o modificaciones indescriptibles de su propósito, y os daréis cuenta en forma práctica que vosotros sois esencialmente Paz y que sólo precisáis dejar de pensar en ella, sutil lazo que de ella os aparta, para que ella se exprese en vosotros, colmando de bendiciones cuanto os rodea.
 
Así, os daréis cuenta del valor afirmativo de las palabras con que a veces os saludo o con que os hago sentir Mi presencia: “os doy mi Paz” o “La Paz sea con vosotros” fórmulas típicamente universales, repletas de poder mantrámico que sólo pueden ser pronunciadas por Aquellos en cuyo Corazón vive la Paz de lo eterno”.
 
Desde que el Maestro con su Verbo sencillo pero indescriptiblemente sabio, nos dio Su Mensaje y Su testimonio acerca de la Paz, dejamos de luchar por la Paz dentro de nosotros, y dejamos entonces que fuera ella la que nos buscase y se consumara de esta manera, el testimonio de la Paz infinita del Universo.

“La Jerarquía, los Ángeles Solares y la Humanidad”

 

Un gran despertar espiritual

Vivir sin temor y sin especulaciones mentales acerca del destino propio o el de cualquier ser viviente en la vida de la Naturaleza, constituye en ciertos estadios de la vida del discípulo una constante natural y un natural sistema de aproximación a la Vida. Al principio, el temor incapacitaba el ánimo para continuar la investigación serena de lo que constituye el gran Misterio de la vida del Ser dentro de las inmensas y silenciosas avenidas por donde se penetra en el plano búdico de Unidad y de Síntesis, y fruto de aquel temor fueron en algunos casos la regresión al pasado o la renuncia a proseguir en el intento liberador, aferrados a la escasa consistencia de un Antakarana insuficientemente establecido o débilmente estructurado.  
 
Sin embargo, los que no retrocedieron ante la majestad de la cegadora Luz de la nueva zona de conciencia descubierta y siguieron adelante venciendo el miedo y las indecisiones hallaron su recompensa en la Iniciación y más allá de los ardores, de las luchas y aún de los sufrimientos surgidos del fragor de la gran batalla sostenido contra las limitaciones del propio ser, fueron conscientes de un gran despertar espiritual y realizaron todos sus sueños de paz, libertad y plenitud. De ahí que el Iniciado, sea cual sea su grado de integración dentro del Destino iniciático del planeta y sea cual sea su grado de adaptación a las corrientes de vida que surcan aquellas nuevas dimensiones descubiertas, será siempre un COLABORADOR decidido y un testigo ejemplar de aquel bendito Plan que los Maestros conocen y sirven. 

 “Introducción al Agni Yoga”

 

El canto del silencio

El Sonido, Verbo o Palabra, es la Voz de Dios, es la expresión de Su Voluntad Creadora de Ser y de Realizar; se halla, pues, en la base de toda forma y de todo concepto vivo o expresivo de la Creación.
 
El canto del silencio que oye el iniciado cuando se halla serenamente escuchando, aguzando el oído interno para poder oír la Voz de Dios, es el principal trabajo de reagrupación de energías que debe realizar como motivo principal de su vida. Este oír constantemente los múltiples sonidos de la Naturaleza, esa atención suprema a cada una de las pequeñas voces, que cada uno de los reinos de la Naturaleza eleva al Creador a través de todas y cada una de sus criaturas vivientes, es el principio mismo de la Magia, en su acepción esotérica o ashrámica, es el proceso infinito que va “del escuchar atento dentro del corazón el sonido inaudible, pero interiormente perceptible de los propósitos creadores subyacentes en cada reino de la naturaleza, y de reproducirlos después conscientemente a través del cuerpo mental”. Este escuchar serenamente dentro del corazón motivo esencial o propósito de vida de cada ser viviente, incluido el que se eleva del indescriptible mundo de los átomos, y reproducirlo con fidelidad a través del poder de la mente es magia pura, espíritu creador, conciencia de síntesis.

 

Agni Yoga y la vida cotidiana

Ahora bien, examinadas estas razones desde el ángulo oculto cabría preguntamos…, ¿cuáles serían socialmente hablando las consecuencias del AGNI YOGA realizado a gran escala, es decir, a escala mundial? Las consecuencias de la puesta en marcha del proceso liberador del AGNI YOGA son de tal naturaleza que cambiarían drásticamente las condiciones ambientales, variando el curso de los acontecimientos kármicos y determinando un nuevo y más perfecto orden social. De no ser así, de nada nos servirían sus fases de aprovechamiento espiritual ni sus estímulos, cuya trascendencia, operando a partir del corazón individual, deberían crear un campo magnético de tal radiación que forzosamente tendría que afectar la vida social en sus innumerables vertientes. Tal como dice constantemente el Maestro, «¿de qué os servirían vuestros conocimientos esotéricos, vuestras meditaciones y vuestras vagas percepciones de la Verdad, si no fueseis capaces de reflejarlo de una u otra manera en el devenir de vuestra vida cotidiana?». El discípulo ha de ser forzosamente un hombre práctico, capaz de llevar a término sus elevadas ideaciones: no será sin duda un visionario, tan embebido en sus propios sueños que carezca de fuerza y de estímulos creadores para testimoniar en el mundo, en su vida y en sus obras, las excelencias infinitas de aquel inmenso plan planetario que todos los Maestros conocen y sirven.

“Introducción al Agni Yoga”