Una de las prácticas asiduas del Ashrama en este orden de cosas, es la técnica de la contemplación. El Maestro la define “técnica sagrada de contacto” y su expresión más concreta, la que se halla en la base de muchas vidas humanas, místicas, filosóficas y esotéricas, la define “serena expectación”, siendo sus fases iniciales, en lo que al común de los aspirantes se refiere, la práctica del silencio; silencio de palabras, silencio de deseos y silencio de pensamientos.
Así, la base de un Misterio descansa siempre en las normas clásicas de purificación; sencillez de mente, pureza de corazón, humildad sincera, humanidad exquisita. No tienen mucho valor en este sentido los grandes alardes intelectuales o técnicas de ciertas mentes que el vulgo considera “privilegiadas”, o las grandes posesiones materiales cuyo poder se disputan la mayoría de los hombres. El Misterio está infinitamente más allá de todas estas cosas; es la Luz que viene de lo Alto, el Poder que renueva, “el Grito Lejano” que resuena únicamente en el corazón de quienes mucho han sufrido y experimentado. Y, pese a todo ello, el Misterio está aquí, en lo más inmediato, presente en todo cuanto existe y en la expresión de toda humana característica. Respecto a esta cuestión nos dijo el Maestro un día: “No hay que buscar el Misterio o conjunto de Misterios, como una conquista humana sino como una herencia divina. Dejad pues que el Misterio se haga carne en vosotros, dejad de ofrecerle resistencia. Quiero significaros con ello que no debéis tratar de vivir en Cristo, a la manera tradicional sino que Cristo viva en vosotros. No invirtáis términos pues estos confunden. En definitiva, el MISTERIO sois vosotros mismos, y como el MISTERIO, que es la Vida de Dios, está también en todas las cosas, en la justa medida que dejáis de oponeros a los hechos, personas, acontecimientos, estados de ánimo, etc., la gloria del Misterio surgirá de vuestro interior y se derramará sobre el mundo que os rodea como una bendición”.
La Jerarquía, los Ángeles Solares y la Humanidad, Págs 64 y 65
Interlocutor. — Yo quería preguntar: ¿Podía ser factible, o sea, aceptar el hecho, de que seres que no son ilustrados ni académicos, que son humildes y muy sencillos ¿puede darse el caso, mediante su vida de espiritualidad, que son un verdadero ejemplo, de que pueda darse en ellos verdaderas manifestaciones y poderes espirituales?
Vicente. — ¿En el sentido sonido?
Interlocutor. — Espiritual. En el sentido de manifestaciones de unas cualidades y unos poderes espirituales, siendo un no ilustrado académico, pero una natural humildad y sencillez, pero que vive una vida también de rectitud, de abnegación y de cumplimiento ¿en esas personas puede darse el caso de que esté precisamente esa comunión?.
Vicente. — Mire usted, si usted me habla de una persona humilde, de una persona que vive correctamente, de una persona sin dotes intelectuales, pero que tenga buena voluntad hacia los demás, yo creo que este ser está actualizando el Verbo en su vida, teniendo en cuenta que la cultura no depende nunca del valor del ego, ni del poder espiritual que tiene una persona en un momento determinado del tiempo histórico de su vida. El intelecto es solamente una forma expresiva del Verbo. Si una persona no tiene intelecto pero tiene palabra, a través de sus expresiones de humildad y de buena voluntad, puede expresar sensibilidad del Verbo, y hay muchas personas de temperamento místico cuyo intelecto no está preparado para captar ciertas cosas inmediatas, pero desde el punto de vista de la sensibilidad está escuchando el más lejano de los gritos y está avizorando la meta más lejana, lo cual significa que este hombre en tiempo y espacio es un verdadero discípulo del Maestro. La humildad, y cuando hablo de humildad me refiero a este sentido de desnudez ante la Gloria de Dios, en aquel decir del sabio: “Sólo sé que no sé nada”, esto para mí es la mayor prueba de desnudez o, en un nivel emocional: “No sé que me pasa, pero me siento entregado a la Divinidad” o, en un caso más extremo y más concreto: “Hago lo mejor que puedo lo que debo hacer”. En esos tres niveles está actuando la fuerza del Verbo, porque si no tiene intelecto tendrá buena voluntad, y sabemos bien que no todos los intelectuales tienen buena voluntad, entendiendo por intelectuales todos los seres que se mueven en el campo de la política, de la economía y de la ciencia. ¿Se da cuenta del valor afirmativo del Verbo? No depende del intelecto, ni depende de la posición social, ni depende de la cultura, ni depende de muchos factores a los cuales damos importancia. Existe en el ser una tendencia irresistible hacia un arquetipo, ese arquetipo es la promesa de un ciclo de vida al cual todos podemos acceder, y desde el momento en que yo, ustedes, todo el mundo puede acceder al arquetipo, sabe que debe responder a ciertas notas en su vida de este arquetipo. Una persona humilde reflejará humildad, será el arquetipo reflejándose en humildad. Si una persona es intelectual, pero tiene buena voluntad, y no utiliza el conocimiento dentro de los cauces de la avaricia, se dará cuenta de que está actualizando una forma típica del Verbo, el Verbo tal como puede ser descrito en el mundo intelectual. Ahora bien, si buscamos la expresión total del Verbo, insisto, hay que tener integrados los tres vehículos, que la mente intelectual, la sensibilidad o el mundo psíquico o el mundo emocional o el mundo astral, y el mundo físico a través del cual realizamos las conductas. Entonces, si es así, en esta interpenetración, en esta integración de vehículos, cuando el mismo equilibrio convierte la personalidad, simbólicamente descrita como un triángulo equilátero, la mente, la emoción y el cuerpo están plenamente integrados, entonces como resultado, el Ojo del Señor, simbólicamente hablando, dentro del triángulo, empieza a ver todas las cosas de la personalidad; es lo mismo que podíamos decir, que el vértice A, el vértice U, el vértice M, están inmersos dentro de la forma del OM, o sea, dentro de la esfera, o dentro del círculo mágico que puede ser representativo del Sol, puede ser representativo de la Hostia, y puede ser representativo de la fuerza expansiva del Verbo. Es decir, hay que utilizar siempre la analogía, ver cómo y de qué manera todo cuanto sucede a nuestro alrededor, y aún aquello que desconocemos puede ser comprendido si aplicamos la analogía de una manera muy parecida a cómo estamos tratando de descubrir uno de los misterios clásicos del cristianismo esotérico. El Cáliz, la Hostia y, luego, la Estrella de Cinco Puntas; solamente hay que dejar entonces la mente intelectual en suspenso y dejar que por dentro el sonido, más la forma geométrica, más el distintivo de color que crea una cualidad, por vía infusa, por vía intuitiva, nos dé la relación del misterio que tratemos de descubrir, aquel misterio que constituye la meta inmediata y al propio tiempo la frontera para una verdad posterior más elevada.
Conferencia 14 de Febrero de 1976
Si parece que doy a mis palabras un aire de autoridad es porque así lo siento, no crean que quiero imponer una idea, la siento y simplemente la expongo. Esta afirmación muy humilde de mi parte, hará que ustedes acojan de lo que diga lo más comprensivo para ustedes, lo que esté más dentro de su corazón y de su mente, y tal como decía el joven, dudar mucho, porque cuanto yo diga puede ser una equivocación, ¿quién lo sabrá sino ustedes? Yo puedo explicar muchas cosas aquí, puede tratarse de una explicación intelectual que yo haya entresacado de cualquier libro, puede ser que sea una experiencia vívida dentro de mi corazón, pero, ¿quién les informará directamente a ustedes? Sólo ustedes pueden darse la respuesta, y siempre tengo que decir: “no acojan las palabras –tal como decía Buda– como a una autoridad porque vengan de una entidad superior, aunque sea el propio Maestro, o porque es la expresión de algún libro santo, y que este libro haya sido, digamos así, manifestado por la propia divinidad, como por ejemplo las Tablas de la Ley. Tampoco podemos aceptar cualquier cosa, por bella que sea, por el sólo hecho de que nos hayan dicho que ha sido creado por un ángel, solamente nos queda un recurso como seres humanos, psicológicamente establecidos dentro de una mente que funciona a un ritmo de actividad correcta, de dudar, dudar y dudar. Pero, hay algo innegable, y es que este silencio precursor de verdades es el que preside constantemente nuestras conversaciones. Todo cuanto he dicho puede ser falso, pero el hecho de que estemos unidos es verdadero, y si logramos esto solamente, vale la pena establecer este contacto, no solamente yo, cualquier persona aquí que sea capaz de establecer ese contacto, lo demás no tiene importancia, son ideas que pueden ser aceptadas o rechazadas. Lo que interesa es estar en una comunión constante los que estamos aquí, y que este contacto permanezca estable cuando establezcamos relación con otras personas. ¿Es pedir mucho? Es tratar de ser correcto, lo que decía anteriormente y siempre digo, ser un ciudadano correcto, cumpliendo los compromisos sociales de la mejor manera posible, nada más.
Conferencia 11 de septiembre de 1976
Interlocutor. — O sea, que dominar el sonido es dominar los cuerpos inferiores.
Vicente. — Si pudiésemos tener en un momento determinado del tiempo, la nota que corresponde al cuerpo físico, al cuerpo emocional, o al cuerpo mental seríamos como Dioses. Este poder debe ganarse con la prueba, el sufrimiento, la investigación, y el correcto uso de las cualidades que tenemos todos en latencia o en potencia.
Es decir, estamos constantemente tratando de ser mejores, en este sentido podemos decir que la intención que proviene de la estrella monádica atraviesa el Verbo y algo del Verbo llega a nuestras palabras, porque el indicio mayor para el esoterista de que la persona posee el Verbo, como técnicamente se dice, es cuando convence sin atar y cuando atrae aún sin convencer. No se sabe, es un misterio, lo que pasa es que el Verbo está dentro del Cáliz, irradiando el Verbo a través del Cáliz, siendo el Cáliz la palabra correcta.
Conferencia 14 de Febrero de 1976
Ahora estamos representando conjuntamente una cualidad, la cualidad de síntesis, la cualidad de 2º Rayo, el rayo del afecto creador. Estamos unificando los corazones, ustedes están atentos y en esta atención están creando una música espiritual que está manifestando la fuerza del 4º Rayo. Atención, fuerza del 1er Rayo, y lo que suscita el afecto que produce la palabra y la resonancia en nuestro interior se convierte después en la fuerza de 7º Rayo en la conducta. Por tanto, si hay una atención profunda en nuestra vida en todo cuanto realicemos, estamos invocando la fuerza del Rayo más grande del Universo: el 1er Rayo, el Rayo de la Voluntad Dinámica del Universo, que es el que crea y, al propio tiempo, destruye lo no esencial. Toda persona bien orientada, toda persona que va perdiendo paulatinamente los matices diferenciadores de su propia apariencia, está dotando a su vida del poder destructor de las limitaciones.
Conferencia 12 de Junio de 1976