“… cuando hablamos de la perfección, la idea humana no mira hacia sí misma sino que se proyecta hacia el Creador, porque en Él adivina la perfección, y me pregunto: ¿por qué no empezamos también, -aprovechando que tenemos a nuestro alcance y podemos utilizar correctamente la clave de la analogía- a pensar en la propia perfección como algo que debe ser aquí y ahora, y no esperar un futuro lejano, y dejar de recrearnos ya en sueños utópicos o en un misticismo extravagante?. Ahora es el momento en que podemos pensar en términos de perfección humana y, naturalmente, al pensar en términos de humana perfección, ya estamos, sin darnos cuenta, poniéndonos en contacto con algún grupo iluminado de seres humanos que están vinculados con un departamento u otro de la Jerarquía Planetaria. Ahí está el problema, y quizás esto no sea simplemente una idea sometida a la consideración de ustedes, sino que puede ser un tremendo desafío a su calidad de investigadores esotéricos. Entonces, podemos audazmente penetrar el sentido de las cosas arrancado del corazón y tratando de investigar la meta más lejana, atrás (quedan) todos los intermediarios, y darnos cuenta que realmente podemos hacerlo porque participamos de una misma comunión y todos estamos de una u otra manera vinculados a algún Señor de Rayo, a algún planeta, y pertenecemos también por ley a la Vida y a la propagación de poder del Señor del Universo.
Conferencia de 2 de abril de 1977
Les invité a seguir para nuestro estudio esotérico la regla mística de los iniciados, con aquellas cualidades básicas que constituyen el propósito de vida de todo ser nacido, que es el querer, el saber, la audacia en la búsqueda y, finalmente, el silencio, la humildad. Con estas cuatro cualidades, la del interno propósito perseverantemente sostenido, con la sed de conocimiento superior buscado siempre en forma impersonal; la intrepidez o la valentía, la audacia en penetrar en las regiones desconocidas de la conciencia; y finalmente, aquella silenciosa humildad del hombre que ha conquistado una verdad y se limita a reverenciar a la Divinidad y no se vanagloria de aquella verdad contenida en su interior ya como fruto de una experiencia. Teniendo ya como base la de nuestra búsqueda interior este propósito sostenido, esta sed de conocimiento, esta intrepidez en la búsqueda y esta humildad sostenida también, vamos a analizar aquello que constituye la esencia, la raíz, la interrogante de todo ser humano cuando en determinado momento de su vida se pregunta quién es, de dónde proviene y a dónde se dirige.
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Bien, siguiendo el proceso analítico de la analogía hermética, hoy estudiaremos lo que puede ser el principio del 4º Reino de la Naturaleza, de lo que es el reino humano, teniendo en cuenta que todo cuanto vamos diciendo no debe ser interpretado en forma intelectual, siguiendo un razonamiento más o menos lógico, sino tratando de profundizar en aquel océano desconocido de verdad que es la intuición. No acepten tampoco nada de lo que se diga aquí por el hecho de que tengan confianza en la persona que está exponiendo tales ideas, sino teniendo en cuenta el que si algo es verdad, la verdad se sostiene por sí misma, no necesita defensores. Por lo tanto, solamente hay que seguir muy atentamente todas y cada una de las ideas que iremos exponiendo y tratando, dentro de esta atención, de dejar que la mente intelectual quede automáticamente paralizada o suspendida en sus funciones a fin de permitir que la atención sea tan profundamente analítica que pueda comprender si realmente hay verdad o, por el contrario, hay una deformación de esta verdad en estas palabras.
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“…tengamos en cuenta algo muy importante, todas las modificaciones de conciencia que se notan actualmente en la humanidad, todo cuanto vemos de desastroso por doquier, nuestras propias tensiones, la inquietud, el miedo, la intemperancia, y el escaso dominio que tenemos de nosotros mismos, viene provocado en parte -y no es para justificarnos- por el hecho de que nuestro Logos Planetario al cabo de veinte millones de años está accediendo a la cuarta iniciación, y ahora está desarrollando una conexión entre este centro y este [señala en la pizarra] y como que la cuarta iniciación, místicamente hablando, corresponde al misterio de la crucifixión de Cristo, nos daremos cuenta que ahora estamos en el centro de las más grandes tensiones que ha vivido la humanidad en toda su historia. Digo, que no es para justificar, sino para que seamos conscientes de nuestra propia responsabilidad, teniendo en cuenta que siendo unas expresiones, por así decirlo, del Espíritu Santo, teniendo una mente analítica que nos permite pensar con toda la fuerza de la razón y del entendimiento, más un corazón que se va desarrollando, digo, debemos adquirir la responsabilidad de trabajar en favor de esta cuarta iniciación, y no quedar detenidos como estamos haciendo constantemente en el aleteo de las pequeñas emociones, en los pequeños problemas que tenemos, sino que como buenos aspirantes espirituales debemos de desarrollar aquel fino sentido de observación de todas las cosas que nos permita adueñarnos del tiempo y convertir el tiempo en una expresión de la naturaleza divina.”
Conferencia de 12 de febrero de 1977
Así pues, cuando en el aspecto de rayo nos estamos refiriendo a yoga, a meditación o a mística, estamos diciendo de una manera muy clara y determinante que estamos tratando de amar, de servir y de sacrificarnos. Ya no se trata pues del pequeño momento que tenemos en la vida para realizar la meditación, eso lo hacemos habitualmente, diez minutos, un cuarto de hora, media hora, una hora, y hay quien está muy contento con dos horas de meditación, sin embargo, cuando adquirimos la técnica de la meditación desde un punto de vista eminentemente cósmico estamos tratando de servir durante todo el proceso de nuestra vida cotidiana. Así que ya no se trata de un momento aislado del tiempo dentro del cual tratamos de ponernos en contacto con la Divinidad, sino que tratamos de estar constantemente en contacto, en comunión, con todos los seres humanos que son los Hijos de Dios, y a esto yo le llamo técnicamente la verdadera meditación, o conciencia meditativa. Ahora ustedes me preguntarán cómo hay que meditar, qué es la meditación de acuerdo con los rayos, qué es lo que hay que hacer para que la programática del arquetipo hacia el cual incesantemente nos estamos proyectando pueda determinar en nuestra vida un cauce tan poderoso por el cual pueda circular nuestra propia energía de rayo. Pues bien, si estamos atentos al proceso de nuestra vida, no aislando unos momentos del tiempo para la meditación, o para las prácticas del yoga, sino que nos dedicamos exclusivamente a vivir atentos a todo cuanto ocurre a nuestro alrededor, sin dejar fisuras en la mente, sin dejar que en el pensamiento se introduzca el entretenimiento vano, nos daremos cuenta de lo que es realmente meditar, de lo que es vivir en contacto con esta realidad que todos sin distinción estamos buscando y que llamamos la Divinidad.
Conferencia de 12 de diciembre de 1976
Una de las prácticas asiduas del Ashrama en este orden de cosas, es la técnica de la contemplación. El Maestro la define “técnica sagrada de contacto” y su expresión más concreta, la que se halla en la base de muchas vidas humanas, místicas, filosóficas y esotéricas, la define “serena expectación”, siendo sus fases iniciales, en lo que al común de los aspirantes se refiere, la práctica del silencio; silencio de palabras, silencio de deseos y silencio de pensamientos.
Así, la base de un Misterio descansa siempre en las normas clásicas de purificación; sencillez de mente, pureza de corazón, humildad sincera, humanidad exquisita. No tienen mucho valor en este sentido los grandes alardes intelectuales o técnicas de ciertas mentes que el vulgo considera “privilegiadas”, o las grandes posesiones materiales cuyo poder se disputan la mayoría de los hombres. El Misterio está infinitamente más allá de todas estas cosas; es la Luz que viene de lo Alto, el Poder que renueva, “el Grito Lejano” que resuena únicamente en el corazón de quienes mucho han sufrido y experimentado. Y, pese a todo ello, el Misterio está aquí, en lo más inmediato, presente en todo cuanto existe y en la expresión de toda humana característica. Respecto a esta cuestión nos dijo el Maestro un día: “No hay que buscar el Misterio o conjunto de Misterios, como una conquista humana sino como una herencia divina. Dejad pues que el Misterio se haga carne en vosotros, dejad de ofrecerle resistencia. Quiero significaros con ello que no debéis tratar de vivir en Cristo, a la manera tradicional sino que Cristo viva en vosotros. No invirtáis términos pues estos confunden. En definitiva, el MISTERIO sois vosotros mismos, y como el MISTERIO, que es la Vida de Dios, está también en todas las cosas, en la justa medida que dejáis de oponeros a los hechos, personas, acontecimientos, estados de ánimo, etc., la gloria del Misterio surgirá de vuestro interior y se derramará sobre el mundo que os rodea como una bendición”.
La Jerarquía, los Ángeles Solares y la Humanidad, Págs 64 y 65
Interlocutor. — Yo quería preguntar: ¿Podía ser factible, o sea, aceptar el hecho, de que seres que no son ilustrados ni académicos, que son humildes y muy sencillos ¿puede darse el caso, mediante su vida de espiritualidad, que son un verdadero ejemplo, de que pueda darse en ellos verdaderas manifestaciones y poderes espirituales?
Vicente. — ¿En el sentido sonido?
Interlocutor. — Espiritual. En el sentido de manifestaciones de unas cualidades y unos poderes espirituales, siendo un no ilustrado académico, pero una natural humildad y sencillez, pero que vive una vida también de rectitud, de abnegación y de cumplimiento ¿en esas personas puede darse el caso de que esté precisamente esa comunión?.
Vicente. — Mire usted, si usted me habla de una persona humilde, de una persona que vive correctamente, de una persona sin dotes intelectuales, pero que tenga buena voluntad hacia los demás, yo creo que este ser está actualizando el Verbo en su vida, teniendo en cuenta que la cultura no depende nunca del valor del ego, ni del poder espiritual que tiene una persona en un momento determinado del tiempo histórico de su vida. El intelecto es solamente una forma expresiva del Verbo. Si una persona no tiene intelecto pero tiene palabra, a través de sus expresiones de humildad y de buena voluntad, puede expresar sensibilidad del Verbo, y hay muchas personas de temperamento místico cuyo intelecto no está preparado para captar ciertas cosas inmediatas, pero desde el punto de vista de la sensibilidad está escuchando el más lejano de los gritos y está avizorando la meta más lejana, lo cual significa que este hombre en tiempo y espacio es un verdadero discípulo del Maestro. La humildad, y cuando hablo de humildad me refiero a este sentido de desnudez ante la Gloria de Dios, en aquel decir del sabio: “Sólo sé que no sé nada”, esto para mí es la mayor prueba de desnudez o, en un nivel emocional: “No sé que me pasa, pero me siento entregado a la Divinidad” o, en un caso más extremo y más concreto: “Hago lo mejor que puedo lo que debo hacer”. En esos tres niveles está actuando la fuerza del Verbo, porque si no tiene intelecto tendrá buena voluntad, y sabemos bien que no todos los intelectuales tienen buena voluntad, entendiendo por intelectuales todos los seres que se mueven en el campo de la política, de la economía y de la ciencia. ¿Se da cuenta del valor afirmativo del Verbo? No depende del intelecto, ni depende de la posición social, ni depende de la cultura, ni depende de muchos factores a los cuales damos importancia. Existe en el ser una tendencia irresistible hacia un arquetipo, ese arquetipo es la promesa de un ciclo de vida al cual todos podemos acceder, y desde el momento en que yo, ustedes, todo el mundo puede acceder al arquetipo, sabe que debe responder a ciertas notas en su vida de este arquetipo. Una persona humilde reflejará humildad, será el arquetipo reflejándose en humildad. Si una persona es intelectual, pero tiene buena voluntad, y no utiliza el conocimiento dentro de los cauces de la avaricia, se dará cuenta de que está actualizando una forma típica del Verbo, el Verbo tal como puede ser descrito en el mundo intelectual. Ahora bien, si buscamos la expresión total del Verbo, insisto, hay que tener integrados los tres vehículos, que la mente intelectual, la sensibilidad o el mundo psíquico o el mundo emocional o el mundo astral, y el mundo físico a través del cual realizamos las conductas. Entonces, si es así, en esta interpenetración, en esta integración de vehículos, cuando el mismo equilibrio convierte la personalidad, simbólicamente descrita como un triángulo equilátero, la mente, la emoción y el cuerpo están plenamente integrados, entonces como resultado, el Ojo del Señor, simbólicamente hablando, dentro del triángulo, empieza a ver todas las cosas de la personalidad; es lo mismo que podíamos decir, que el vértice A, el vértice U, el vértice M, están inmersos dentro de la forma del OM, o sea, dentro de la esfera, o dentro del círculo mágico que puede ser representativo del Sol, puede ser representativo de la Hostia, y puede ser representativo de la fuerza expansiva del Verbo. Es decir, hay que utilizar siempre la analogía, ver cómo y de qué manera todo cuanto sucede a nuestro alrededor, y aún aquello que desconocemos puede ser comprendido si aplicamos la analogía de una manera muy parecida a cómo estamos tratando de descubrir uno de los misterios clásicos del cristianismo esotérico. El Cáliz, la Hostia y, luego, la Estrella de Cinco Puntas; solamente hay que dejar entonces la mente intelectual en suspenso y dejar que por dentro el sonido, más la forma geométrica, más el distintivo de color que crea una cualidad, por vía infusa, por vía intuitiva, nos dé la relación del misterio que tratemos de descubrir, aquel misterio que constituye la meta inmediata y al propio tiempo la frontera para una verdad posterior más elevada.
Conferencia 14 de Febrero de 1976