Lo más característico, sin embargo, de la vida de un discípulo afiliado a un Ashrama, es el potente magnetismo de su aura “espiritual-etérica”, alimentada constantemente desde la vida pura del Ashrama por misteriosas radiaciones de fraternal amistad, dedicación y simpatía. Estas tres palabras son indicio de las cualidades características de un discípulo en la Nueva Era y llevan inexorablemente al servicio creador.
La Jerarquía, los Ángeles Solares y la Humanidad, p. 41 edición digital.