“…desde el ángulo oculto, incluso el deseo de Dios puede constituir una limitación o una barrera que le aparte del propio Dios, ya que denota todavía una sutilísima separatividad nacida y desarrollada -pese a su grandeza- dentro de la esfera de polaridad que rige la vida en los tres mundos. Todo, absolutamente todo cuanto existe en el plano de la triple relatividad, se fundamenta en el deseo y en el espíritu de separatividad, incluso los afectos más sinceros y aparentemente más nobles y desinteresados y los más elaborados y exquisitos pensamientos.”
Los Misterios de Shamballa, 2ª edición electrónica, p. 141.