Venir aquí a discurrir sobre Agni-yoga puede ser intelectivo también, pero, si aprendemos a vivir amablemente, considerando al otro más que a nosotros mismos, si vamos prescindiendo progresivamente de la pequeña personalidad y dejamos que sea el Alma la que se exprese en nuestra vida, ya que tal es el misterio implícito en el Agni-yoga, entonces, seremos entidades realmente sociales, que iremos penetrando en el augusto misterio del 5º Reino de la Naturaleza, nos convertiremos en gérmenes de equilibrio dentro de un mundo agonizante, dentro de un mundo agresivo, dentro de un mundo egoísta y cruel que todavía está viviendo amparado bajo el recuerdo, es la pesada losa de los instintos.
Entonces, si somos amables, en el sentido espiritual de la palabra, lo cual significa que nuestra vida estará completamente abierta a la sociedad, que seremos realmente una parte dentro de esta sociedad, pero, una parte sin reacciones, la humanidad tendrá que cambiar forzosamente, porque habremos impuesto sin darnos cuenta un ritmo nuevo a nuestras propias relaciones y, el discípulo -y todos podemos ser discípulos- se caracteriza precisamente porque dentro del contexto social, del cual forma parte, ha creado un vacío de plenitud, dense cuenta de la paradoja, un vacío de plenitud.
El vacío es de la personalidad con sus pequeños egoísmos y con sus pequeñas ilusiones. La plenitud corresponde a la vida auténticamente social de la Divinidad que comparte con los demás Logos Creadores, y que se está infiltrando en nuestra vida, llenándonos de esta fuerza, de este misterio de paz, que tenemos el deber de irradiar.
“El Agni Yoga en la Vida Social Humana, Madrid Conferencia 24 de mayo de 1981