La opción que se presenta al aspirante espiritual que ha decidido vivir expectantemente, orientado realmente hacia la vida social, es cómo comportarse, o si hay un sistema de comportamiento, o si hay una disciplina que le induzca a cierta acción más o menos matizada dentro de este orden social, yo diría que a medida que vamos siendo expectantes, que vivimos observando muy profundamente todo cuanto ocurre, es cuando realmente somos sociales, porque dentro de la sociedad existe el conflicto de los opuestos, o el conflicto de los distintos Rayos, o el conflicto de las distintas tendencias dentro de la propia vida social.
Dentro de estas fricciones deberemos permanecer incólumes, deberemos permanecer silenciosamente expectantes, sin reacciones de tipo psicológico que tiendan hacia la auto glorificación del ser, o del sentirnos alguien en el mundo de los hombres, y siendo humildes; pero, claro, como todo esto constituye parte de lo que hemos aprendido durante siglos no le damos mucha importancia, es decir, que habrá que partir de cero, aprender que nuestra vida social tenga un sentido, un sentido espiritual, naturalmente, un sentido dentro del cual la amabilidad, por decirlo de alguna manera, reemplace este sentido agresivo que tenemos siempre, permanentemente dentro en el corazón.
“El Agni Yoga en la Vida Social Humana», Conferencia Madrid 24 de mayo de 1981