De ahí que el único sistema de acercamiento consciente al Ángel Solar de nuestra vida, a nuestro primer y único Maestro, es mantener el oído atento, delicadamente sensibilizado por un gran número de silencios, constante y persistentemente orientados hacia adentro, hacia aquel centro de conciencia que arranca en forma de vida desde el corazón, penetra en la mente y desde allí asciende hacia arriba, hacia las más elevadas cumbres de nosotros mismos, borrando con su estela de luz el recuerdo de pasados errores, de deseos inconsumados y de todo germen de pasión humana.»
La Jerarquía, los Angeles Solares y la Humanidad, p.27.