Conferencia 14 de octubre de 1978
Entonces, si tienen esta conciencia de grupo, jamás se sentirán limitados por ninguna estructura, porque las estructuras siempre encadenan al individuo que las ha construido y para vivir dentro de una estructura sin sentirse limitado por esta estructura, hay que ser muy inteligente. La inteligencia es un resultado del equilibrio entre la razón y el amor.
Cuando nos sentimos integrados realmente dentro del corazón y la mente está sirviendo de vehículo de la propia mente de Dios, lo cual significa que tendremos que efectuar dentro de la mente y el corazón una gran transformación; la transformación social, la creación de los ambientes, el triunfo de la democracia y de la libertad, no están fuera, sino dentro de ustedes. Si ustedes mantienen el ideal de libertad, de fraternidad y de justicia dentro del corazón, ustedes mantendrán una democracia estable porque lo externo depende de lo interno, siempre. El resultado de sus esfuerzos, gestados en un misterioso sufrimiento, ha traído como consecuencia la democracia que ustedes están gozando. Que la democracia establecida en la Tierra todavía no es perfecta, es obvio, el hombre todavía no es perfecto, pero marchamos hacia la perfección. Hay que ganarle a la vida por etapas. Las etapas de sufrimiento traen como consecuencia etapas de discernimiento puro, y éste enciende la luz del corazón que ha de convertirse en las rectas relaciones humanas.
Una zona neutra es en realidad un “intervalo creador” en la vida de la naturaleza, cualquiera que sea el lugar donde éste tenga lugar. Si lo aplicamos a la vida del ser humano deberemos lógicamente observarlo en la actitud psicológica y en las actividades desarrolladas a través de sus vehículos de manifestación, la mente, el vehículo emocional y el cuerpo físico. Un intervalo entre dos pensamientos, si es lo suficientemente extenso o dilatado, determina una zona neutra o vacía en la mente que permite la afluencia de ideas más abstractas o más sutiles.
Tal es el principio de lo que ocultamente llamamos inspiración. Sin embargo, y contra el parecer de algunos pensadores, en la inspiración no hay esfuerzo. Si para captar una idea superior hay que esforzarse o poner en movimiento la dualidad mental que crea el pensamiento, la idea alcanzada no tendrá jamás la eximia cualidad y pureza de la inspiración. Podrá ser genial, aguda o profunda, pero carecerá del dinamismo vital de los espacios intermedios. Este concepto puede ser aplicado a la generalidad de la expresión del pensamiento, en donde muy rara y fugazmente afluye la luz de la inspiración, porque la mente carece de zonas neutras o vacías, sin apenas intervalos entre la desordenada actividad de los diversos pensamientos.
Extracto del libro “Magia Organizada Planetaria” Ed electrónica 1, pág 72