Desde un buen principio os advertí y continuaré insistiendo sobre este punto, de la necesidad de prestar una muy profunda y serena atención a todas mis palabras, no porque sean mías, sino porque representan la Verdad que surge de la experiencia del contacto con las Entidades planetarias que guían el destino de nuestro mundo. En la atención -cuando es realmente profunda y expectante- se realiza una gran transmutación psicológica. El «yo inferior» deja de ser, para darle paso al «Yo superior», cuyo destino, como iréis comprendiendo progresivamente, es netamente iniciático, pues se basa íntegramente en el Servicio y en el Sacrificio que, junto con el conocimiento oculto, forman el gran triángulo de la realización individual.
Diario Secreto de un discípulo, págs 38 y 39 Editorial Sirio