La Paz de Shamballa

No creo traicionar secreto alguno de orden iniciático al referir lo que aconteció en aquella misteriosa Estancia a donde había sido conducido y en la cual confluían, según pude apreciar siete galerías como aquella por la que habíamos llegado allí, lo cual me hizo pensar si tendría que ver este número de galerías con las cualidades de Rayo de los discípulos que allí nos habíamos congregado. Lo que sí he de advertir es que, desde el momento mismo en que había penetrado en aquella Estancia, mi mente se había sentido más profundamente despierta y mi corazón más lleno de amor impersonal. Algo profundamente sutil, infinitamente inenarrable, estremecía desde sus más hondas raíces los vehículos sutiles de mi conciencia. En aquel sagrado lugar se respiraba un clima de intensísima, pero al propio tiempo, serena expectación y el rostro de todas las personas que veía a mi alrededor traslucía profunda calma y una paz serena. Yo, al igual que todas ellas, me encontraba silenciosamente recogido, sin noción alguna de tiempo que alterase aquel estado de conciencia. Mi paz formaba parte en aquellos momentos de las infinitas leyes de participación cósmica que enlazan la vida de Dios con la de todas Sus criaturas conscientes de Su infinito Amor. La indescriptible paciencia de SANAT KUMARA -cuyos días suman muchísimos miles de años- formaba parte de aquella augusta y serena complacencia mística que el MAESTRO denomina ‘serena expectación’ y que resiste imperturbable el paso incesante de las edades de la evolución o de aquellos indescriptibles mantos de eternidad con los que EL SEÑOR DEL MUNDO recubre todas Sus vastísimas expresiones…

 

La divisa Jerárquica: Levántate y anda

El fracaso de los discípulos siempre viene por falta de integridad, por falta de fe en el ideal, por falta de confianza en sí mismo. Y hay muchos de nosotros y a veces pese a la magnitud del propósito, pese a nuestro propio destino liberador, nos hemos sentido tentados de regresar al pasado, de perder de vista aquello que constituye el nervio de la existencia, pero la divisa jerárquica siempre ha sido la misma: “Levántate y anda, reemprende el camino, constitúyete en un servidor constantemente, no te preocupes de lo demás, lo tuyo es ser y realizar, tu obra es la obra del propio Dios”.

Conferencia de 10 octubre 1985

La Energía y el Espacio

Otra de las ideas principales a tener en cuenta en nuestro estudio sobre la Magia organizada planetaria, es la de que la Magia es una actividad universal mediante la cual es invocada ENERGÍA para la producción de formas. Esta idea, como verán,introduce un tercer factor a considerar muy profundamente en nuestras investigaciones, considerando a la ENERGÍA como una propiedad eléctrica del Espacio, el cual, según trataremos de explicar oportunamente, es una Entidad absoluta e infinitamente incluyente que acoge dentro de sí todas las posibles creaciones, desde la más gigantesca y esplendente galaxia al más insignificante de los átomos químicos.

 

La intención suprema del Logos de manifestarse

La INTENCIÓN es el móvil primero de la Creación.

La Necesidad de expresión de cualquier Entidad psicológica humana, planetaria o solar, obedece a razones kármicas de la más elevada trascendencia.

Hay un Poder soberano que incita a la acción basado en esta necesidad expresiva de cualquier tipo de karma, asignándole al karma un sentido muy especial, muy nuevo podríamos decir, con respecto a las formulaciones esotéricas del pasado, el de Entidad o Individualidad Psicológica.

Cuando hablamos de Intención al referirnos a la estructuración de un Universo, tenemos en cuenta la visión dévica que es, en definitiva, la que debe informarnos acerca del Gran Secreto Alquímico que produce y determina cualquier posible manifestación universal.

 

La Intencionalidad de Dios, o el carácter permanente de Su deseo de manifestarse por efecto de la presión kármica que constituye el aspecto positivo y dinámico de Su naturaleza creadora, dinamiza los éteres del Espacio, los vuelve incandescentes y los hace moldeables para la actividad de los Ángeles, desde los poderosísimos MAHADEVAS que son el aspecto inmediato y ejecutor de la Intención Divina hasta los diminutos elementales de la Naturaleza, que en los más apartados e ignotos confines de un Plano construyen los soportes más densos que corresponden a la sustancialidad etérica de aquel Plano.  

 

Hemos dicho «sustancialidad etérica» o el aspecto material del Universo y quisiéramos recordar al respecto lo dicho por Mdme. BLAVATSKY en «LA DOCTRINA SECRETA» de que Espíritu y Materia son esencialmente la misma cosa, que el Espíritu es Materia de la más sutil, elevada y cualificada vibración y que Materia es el Espíritu descendido a su aspecto más objetivo, pesado o gravitatorio. Así, pues, utilizamos el término «sustancialidad etérica» en el sentido esotérico de materialidad, admitiendo que la sutilidad o la densidad de un Plano dependerán siempre del grado en que el Espíritu predomine sobre la Materia o el de la Materia sobre el Espíritu en aquel Plano. Esta idea deberemos tenerla muy presente cuando tratemos de examinar críticamente la actividad del Señor RAJA, MAHADEVA o ARCÁNGEL que se expresa ya sea a través del Plano Monádico, de indescriptible sutilidad, o por medio del Plano Físico, cuya Materia es mucho más densa y ponderable.

 

La INTENCIONALIDAD de Dios es la misma en ambos casos, ya que son parte de su misma Voluntad, pero la forma de actualizarla y la índole de los materiales utilizados en la construcción del Plano diferirá sensiblemente por sus grados de sutilidad, entendiendo científicamente por «sutilidad» ciertas modificaciones de dicha Voluntad en orden a la creación del Universo. En nuestro Sistema Solar, como esotéricamente es sabido, son SIETE estos niveles o Planos de Conciencia de la Divinidad creadora, SIETE los Grandes Arcángeles o Mahadevas que ejecutan Su Voluntad y SIETE, en definitiva, las grandes Corrientes de Energías, denominadas técnicamente RAYOS, que surgiendo del inmaculado Centro de Vida de Su Corazón, vitalizan e integran la totalidad del Universo.

 

Extractos tomados del libro «Las Fuerzas Ocultas de la Naturaleza»

 

El deber de ser creadores

Todo cuanto existe en la naturaleza es la obra de Dios a través del hombre, no se olviden de ello, y tenemos el deber de ser creadores en todo momento, pues si lo somos tendremos a nuestro favor la voluntad y el propósito de las Altas Esferas, tendremos ante nosotros el cuadro vivo de los arquetipos que todos podríamos desarrollar. Volviendo a los arquetipos, cada uno de nosotros tendría que hacer de su vida un arquetipo de perfección, un arquetipo de síntesis, un poder supremo que llevase adelante ciertas fuerzas de parte del Señor del Mundo, el tremendo desafío de la existencia organizada.

Conferencia de 10 octubre 1985