Cuando la buena voluntad, inspirada por el deseo de bien, se hace inteligente, en el sentido de ser adecuadamente enfocada y dirigida -como en el caso de los discípulos mundiales- se tiene abierto el camino que conduce al Misterio universal latente en nuestro interior. Se empieza a ser eficaz dentro del trabajo activo de la Jerarquía que ya puede utilizarnos, lo sepamos o no, en el desarrollo de una parte específica de su Trabajo en el mundo.
La Jerarquía, los Ángeles Solares y la Humanidad. 1ª edición digital, pág. 51
Estimados amigos/as…en esta conferencia Vicente nos comenta que creamos con el pensamiento, con los conocimientos, con las preguntas e interrogantes, y con las propias modificaciones del ánimo de un egregor, una forma psíquica, que al mismo tiempo que tiene la forma psíquica de nuestra intención, tiene también la cualidad angélica de los devas que acuden a nuestras meditaciones, o a nuestras reuniones...
No sé si os habéis dado cuenta, con exactitud, lo que es la Serena Expectación. No es una simple palabra, es el camino iniciático de la Nueva Era. La mejor de las meditaciones es la Serena Expectación, es aquel esperar constantemente lo nuevo que puede surgir de nosotros o descubrir dentro de los acontecimientos del tiempo.
«…cristianismo es Amor y nosotros no conocemos todavía el Amor. Es decir, que el Amor se ha convertido en un egregor. ¿Se dan cuenta ustedes de la diferencia que existe entre el Amor y el egregor del Amor? ¿O la diferencia que existe entre la personalidad real de Cristo y el egregor de Cristo que han construido las generaciones y las humanidades a través del tiempo desde que aconteció el hecho glorioso?»
De la conferencia Los Egregores, 1 de enero de 1981
«Sea como sea, el Ángel Guardián no es para mi el fruto de una leyenda arcaica, la consecuencia de un mito o el resultado de una tradición religiosa, sino que es Una Realidad vívida e incuestionable que he podido constatar científicamente utilizando la aguda sensibilidad de mi vehículo mental y la inapreciable ayuda de mi Maestro.»
Del libro Mis experiencias espirituales, página 75